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El grano al centro de la disputa geopolítica mundial

Por Yoselina Guevara L.

El presidente de Türkiye, Erdogan, informó este 2 noviembre que a las 12 horas de Moscú, se reanudaron las exportaciones de grano desde Ucrania a través del corredor marítimo humanitario. El restablecimiento del tránsito naval fue posible gracias a la intervención del ministro turco de Defensa, Hulusi Akar, que se puso en contacto con su homólogo ruso, Sergei Shoigu, para instarle a cumplir el “esfuerzo puramente humanitario”. Tras el ataque aéreo y marítimo ucraniano con drones a la base de Sebastopol (Crimea), Moscú había anunciado el sábado 29 de octubre la suspensión “indefinida” del acuerdo sobre los cereales firmado en julio de 2022 gracias a la mediación de Türkiye y las Naciones Unidas, el cual expira el 19 de noviembre de 2022.

Victoria diplomática de Erdogan

La vuelta al acuerdo sobre la exportación de grano desde los puertos ucranianos sigue teniendo como protagonista al presidente Erdogan, con lo cual el mandatario no sólo consigue una nueva victoria diplomática en la delicada y cada vez más estrecha mesa de negociaciones entre Kiev y Moscú sino también la gratitud de Estados Unidos, Ucrania, Rusia hasta el África. Esto es un tema que no debe subestimarse, porque en esta fase del Conflicto Rusia-Ucrania en la que todo parece encaminarse a una parálisis de las negociaciones, al menos en público, el único mandatario que es reconocido por todas las partes no sólo como interlocutor, sino como mediador, es precisamente el presidente Erdogan, quien se ha ganado este sitial sorprendentemente por encima de cualquier otro líder.

Este posicionamiento en la escena mundial del primer mandatario de Türkiye y su equipo de gobierno es posible comprobarlo por ejemplo a través de las comunicaciones que recibió este 2 de noviembre. Desde Kiev el presidente Zelensky, dijo que había “agradecido al presidente Erdogan su participación activa en la preservación del acuerdo sobre los cereales, por su firme apoyo a la soberanía y la integridad territorial de Ucrania». Por su parte, el Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, volvió a hablar con su homólogo, el turco Mevlut Cavusoglu, para agradecerle “los esfuerzos de su país por garantizar la reanudación de la Iniciativa del Trigo del Mar Negro, alentando el regreso de Rusia y recordando a Moscú la importancia de seguir adhiriéndose a los acuerdos mediados por la ONU y a sus compromisos de apoyo a la seguridad alimentaria mundial”. El sudanés Amir Mahmoud Abdulla, coordinador de la Iniciativa del Trigo del Mar Negro,  escribió a través de la red social Twitter que estaba “agradecido por la facilitación turca”. Desde la Federación rusa además de los elogios que el presidente Vladimir Putin dedicó al jefe de Estado anatoliano durante la semana pasada, esta  voluntad rusa de reanudar el acuerdo sobre el trigo puede considerarse ya un certificado de estima hacia los turcos.

Corredor de cereales libre de combates

Es necesario destacar que la Federación rusa aceptó volver sobre sus pasos, pero a condición de que Ucrania garantice que “no utilizará el corredor de cereales para operaciones de combate”. Por otro lado, pase lo que pase, poco cambia para el Kremlin, el acuerdo expira el 19 de noviembre de 2022. Si Kiev no respeta las cláusulas de seguridad inherentes al acuerdo de Estambul, Moscú simplemente no lo renovará. A los ojos de los países más expuestos a la falta de alimentos, la culpa recaería en Kiev y en los gobiernos occidentales que apoyan u orquestan los ataques navales a través del espacio reservado al tránsito seguro de los buques mercantes; como en el caso del Reino Unido, acusado abiertamente por Rusia de ser parte del ataque a Sebastopol.

Así mismo no es casualidad que el propio presidente Putin, haya denunciado recientemente el sesgo acaparador y “depredador” a favor de Occidente en el tema  alimentario. Tras la firma del acuerdo de Estambul, de los 455 barcos que han salido de los puertos ucranianos cargados de cereales (9,3 millones de toneladas), hasta 350 se han dirigido a los países occidentales (6,1 millones de toneladas, el 66% del total); sólo 11 barcos (0,36 millones de toneladas, el 4%) se dirigieron a las naciones africanas, a pesar de que éstas fueron indicadas como destinos prioritarios en la firma del acuerdo.

Moscú y Ankara intereses geopolíticos conjuntos

Esta “buena voluntad” y “esfuerzo puramente humanitario”, pueden ser leídos también en clave geopolítica de una manera más objetiva. Rusia y Türkiye comparten el interés de exportar el trigo ucraniano a países de África y Medio Oriente, donde la influencia de Moscú y Ankara es creciente y la dependencia del grano euroasiático constante. No es casualidad que el presidente Erdogan haya revelado que “principalmente el corredor funcionará para las entregas a los países pobres de África, especialmente la República Yibuti, Somalia y Sudán”.

En este sentido el continente africano es un escenario muy importante; así lo han confirmado, aunque de forma diferente, los líderes de ambos países, Erdogan y Putin. El presidente ruso había declarado, durante una llamada telefónica con su homólogo turco, que Rusia estaba «dispuesta a suministrar gratuitamente a África cantidades importantes de cereales y fertilizantes». Este punto ya había sido desarrollado por algunos miembros del ejecutivo moscovita, que habían subrayado que la Federación encontraría la manera de respetar los compromisos adquiridos con los Estados no sólo de Medio Oriente, sino también de África, dando a entender que siempre estaba muy dispuesta a cumplir cabalmente con los socios de otros continentes.

En las comunicaciones de Ankara y Moscú en defensa del envío del grano al continente africano se esconde uno de los factores quizá decisivos para entender parte de la relación entre Rusia y Türkiye no sólo en el Conflicto ruso-ucraniano y el Mar Negro, sino también en la propia África. Allí, donde el viejo colonialismo europeo ha ido dejando paulatinamente su huella abandonando el territorio, salvo la presencia militar en ciertas regiones, los dos viejos imperios, el turco y el ruso, han apretado el acelerador de la inserción en África precisamente para arrancar posiciones ventajosas en detrimento de los occidentales. Uno de los elementos en los que tanto Moscú como Ankara han decidido invertir es el de la propaganda, y no es casualidad que ambas fuerzas ribereñas del Mar Negro hablen de vender cereales y fertilizantes a los países africanos. Lo cual al final es una elección dictada no tanto por la filantropía como por reglas geopolíticas precisas, ambas potencias quieren dominar la escena política continental y en ello África sigue siendo un continente rico en recursos y un punto de fuerza en la configuración mundial.

Yoselina Guevara López: comunicadora social, analista política, articulista en diferentes medios internacionales, cuyo trabajo ha sido traducido al inglés, italiano, griego y sueco. Ganadora Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2022 (Venezuela), mención especial Opinión; Premio Nacional de Periodismo Aníbal Nazoa 2021 (Venezuela);I Concurso Memoria Histórica Comandante Feliciano 2022 (El Salvador) Tercer lugar.

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