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Venezuela y su problemática vecina

Militares colombianos

Problemas de vecindad

Recientemente me encontré con un conocido al que tenía varios años sin ver, la última vez que charlamos, por allá en el 2007, me había comentado sobre algunos problemas que tuvo con una vecina nueva que se acababa de mudar.

Esta vecina desde su llegada, no se sabe por qué, pero se dedicó a amargarle la vida durante semanas, corría rumores sobre él, lanzaba piedras a su casa y cosas por el estilo.

Mi amigo, como es una persona tranquila, decidió hablar con ella de forma amigable, primero porque pensaba que quienes lanzaban las piedras a su casa eran los hijos de la recién llegada, pero cuál fue su sorpresa cuando al asomarse por el portón de su vivienda vio a la vecina con piedras en las manos y a punto de lanzarlas, sin embargo al reclamarle por ello la mujer lo negó rotundamente, aunque la acababa de atrapar.

Dicho comportamiento, bastante pueril, demostró que era una persona con la que no se podía razonar, por lo que, mi recomendación en aquel tiempo fue que la ignorara, que la dejara tranquila pues con el tiempo se le iba a pasar.

Este fin de semana cuando me encontré con él nuevamente, le pregunté cómo le había ido con su vecina y que si ya se habían arreglado, y lo que me comentó fue que después de aquel impase las cosas solo tendieron a empeorar.

¿En qué sentido? Le dije – y me contó que, luego de que le reclamara lo de las piedras, la mujer comenzó también a lanzar agua a su casa, trataba de hacer todo el ruido posible para molestarle, mandaba a sus hijos a que lanzaran cosas hacia su hogar, y llegó al punto de denunciarlo a la policía como traficante y ladrón de carros para que lo vinieran a arrestar.

Me sorprendió mucho todo eso, pero lo más sorprendente fue el final, me dijo que luego de unos meses, la mujer “conoció al señor”, es decir a Jesucristo, y se transformó completamente, y solo así lo dejó de molestar.

Es una historia interesante, pero no la traigo a colación por chismear, sino porque a nuestro país, Venezuela, le pasa algo muy similar.

Venezuela tiene una vecina problemática, que tira la piedra y esconde la mano, que corre rumores e intrigas para desprestigiarla, y que cada día que pasa se vuelve más difícil de tolerar, esa vecina insidiosa es la hermana república de Colombia.

Tensiones y detenciones

Recientemente, el señor presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, declaró que en su país “no hay ninguna conspiración contra Venezuela”, y que, palabras más palabras menos, «todo es una alucinación de nosotros los venezolanos».

Sin embargo, las evidencias revelan todo lo contrario; es desde Colombia donde se lanza la llamada guerra económica contra Venezuela, son las mafias colombianas las que imponen el llamado dólar paralelo que tanto afecta a los venezolanos, son los colombianos los que se benefician mayormente del bachaqueo, a costas de dejarnos sin alimentos, y es desde Colombia desde donde se han lanzado la mayor cantidad de atentados contra nuestro suelo patrio.

Recordemos por ejemplo, los más de 200 paramilitares detenidos en la finca Daktari, los cuales fueron traídos desde el vecino país para lanzar una operación de bandera falsa con la que pretendían asesinar al presidente Hugo Chávez y culpar de ello al ejército venezolano. Y más recientemente el asesinato del diputado más joven y más querido del parlamento venezolano, el camarada Robert Serra, cuyo asesino es protegido por el gobierno de Santos, que se niega desde hace meses a extraditarlo.

Entonces, seamos sinceros, desde Colombia sí se conspira, conspiran sus medios, conspira su oligarquía, conspira su gobierno y el principal conspirador es Juan Manuel Santos.

La guerra y la paz

Hace unos años, el jefe narco paramilitar y ex presidente colombiano Álvaro Uribe dijo aquella famosa frase; “la otra opción era un ataque militar a Venezuela, me faltó tiempo”.

“Lo que te faltaron fueron cojones” le replicó nuestro mandatario.

Y aunque ya muchos se han olvidado de esas palabras de Uribe, o no les dieron suficiente importancia, la verdad es que esa afirmación nos muestra lo que hay desde hace muchos años en el corazón de los oligarcas colombianos (que son los que gobiernan ese país); atacar militarmente el suelo venezolano.

Para aquel entonces, el mafioso de Nariño tenía una dificultad, y es que su ejército estaba enfrascado, como lo ha estado durante los últimos sesenta años, en una guerra interna, lo cual es algo que lo ataba de manos.

Uribe no podía tener guerra en dos frentes porque, o las FARC le daban jaque mate, o Chávez lo dejaba vuelto un trapo, su única opción era una guerra relámpago, en la que en menos de una semana debía poder vencer a la Fuerza Armada Bolivariana, puesto que, si la guerra duraba más, irremediablemente sería derrotado.

Pero una guerra relámpago implicaba un riesgo, que era el peligro de que Hugo Chávez descubriera su jugada de antemano y atacara primero saliendo victorioso, era algo muy arriesgado, por eso Uribe no tuvo los cojones y prefirió no hacerlo, pero hoy las cosas están cambiando.

Actualmente hay un proceso de paz en Colombia, el cual extrañamente ha logrado avanzar hasta un punto al que antes no había llegado, si en el pasado había intereses por mantener la guerra, hoy día hay interés en lo contrario, y hay mucha posibilidad de que se logre firmar la paz con las FARC, entonces, si eso sucediera, el gobierno colombiano (con su presidente cara e’ tabla), tendrá carta libre para cumplir con el sueño que el traidor Santander les ha legado, lanzar una guerra contra Venezuela, para lo cual se sienten guapos y apoyados.

Tres son multitud

Si bien es cierto que, como ya dije, en la mente de la oligarquía colombiana siempre ha estado el deseo de atacar a Venezuela y acabar así con los ideales bolivarianos de forma definitiva, lo es más el hecho de que actualmente hay otros interesados en que Venezuela y Colombia libren una guerra entre ellas, y esos mismos son quienes están atizando para que esto suceda.

El principal interesado en una guerra entre Colombia y Venezuela es sin dudas el gobierno de los EE.UU., el cual desea adueñarse de los recursos venezolanos, principalmente el petróleo, y para ello se ha estado moviendo desde hace muchos años.

La principal razón por la que hay siete bases militares estadounidenses en Colombia, no es la lucha contra el narcotráfico, la cual es la versión oficial.

La verdadera razón la reveló el senador Paul Coverdell, primer ponente del Plan Colombia, quien afirmó que “¡Para controlar a Venezuela es necesario ocupar militarmente a Colombia!”.

Sus palabras fueron muy claras:

“Aunque muchos ciudadanos teman otro Vietnam, resulta necesario, porque Venezuela tiene petróleo. Venezuela tiene animadversión por Estados Unidos, éste debe intervenir en Colombia para dominar a Venezuela. Y puesto, que Ecuador también resulta vital, y los indios de allí son peligrosos, los Estados Unidos, también tienen que intervenir ese país. (…) Si mi país está librando una guerra civilizadora en el remoto Irak, seguro estoy que también puede hacerlo en Colombia, y dominarla a ella y a sus vecinos: Venezuela y Ecuador”.

Paul Coverdell, 10 de abril de 2000.

Peones y lacayos

La guerra de Irak socavó la credibilidad del gobierno estadounidense en su propio territorio, si bien durante mucho tiempo los estadounidenses estuvieron dispuestos a librar un sin número de guerras en el nombre de «la democracia y la libertad», y de combatir en países que según su gobierno eran una “amenaza inusual”, actualmente el público estadounidense es cada vez más reticente a apoyar a su gobierno en nuevas guerras, y los jóvenes cada día más se niegan a ingresar al ejército para ir a pelear porque consideran que estarían dando su vida por nada.

Ante esa circunstancia, los gobernantes estadounidenses han optado por solicitar, e incluso obligar, a sus lacayos a librar las guerras que ellos no pueden librar, tal como pasó en Libia, y como pasa actualmente con el conflicto contra el ISIS, recordemos cómo Obama prometió a los países que combatieran a los terroristas darles apoyo aéreo pero nada más.

Entonces, en la pelea por hacerse con el petróleo de Venezuela, contrario a lo que dijo el senador Coverdell, el gobierno estadounidense no está dispuesto a tener otro Vietnam, es decir, no desean pelear ellos mismos la guerra sino que se la encargarán a uno de sus lacayos, y este es sin duda el vecino país, cuyos gobernantes están dispuestos a complacer a su amo, como era lógico de esperar.

Según la señora Mary Beth Long, ex subsecretaria de defensa de los EE.UU., Colombia se está preparando para la guerra con Venezuela, eso es algo que no podemos dudar. En este sentido cabría preguntar ¿Está Venezuela preparada para ese escenario?, tal vez Dios meta la mano como pasó con mi amigo, pero, pareciera que quien mete ahora sus garras es el otro, por lo que hemos de estar alertas ante esta amenaza, y prepararnos para librar, de ser necesario, este conflicto armado.

José Casa – Información al Desnudo

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Corresponsal para Información al Desnudo.

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