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Rusia y Europa: guerra de sanciones y recursos energéticos

Por Yoselina Guevara L.

De acuerdo a agencias de prensa, Rusia no reanudará plenamente sus suministros de gas a Europa hasta que Occidente levante las sanciones contra Moscú,  lo afirmó el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov. Además se refirió al caso específico de los trabajos de mantenimiento del gasoducto Nord Stream 1 señalando “no podemos decir si se llevarán a cabo las obras de reparación, porque las sanciones lo impiden”, “No hay otras razones que puedan causar problemas con el bombeo». Esto significa que  la reanudación total del suministro de gas por parte de Rusia a través del gasoducto depende “sin duda” de que Occidente levante el bloqueo económico y financiero contra Moscú; Peskov aseguró “son estas sanciones impuestas por los Estados occidentales las que han llevado a la situación actual”.

Por si fuera poco los Estados miembros del G7 (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Japón) y la Unión Europea acordaron imponer un tope a los precios del petróleo de Rusia en un intento de golpear la capacidad financiera de Moscú. Los ministros de Economía afirmaron que la “limitación de precios” del crudo y los productos petrolíferos también contribuiría a reducir los precios mundiales de la energía, según los cuales el margen se fijará en un nivel basado en una serie de datos técnicos. Para el 9 de septiembre se espera que en la reunión del Consejo de la UE, presidida por la República Checa, los ministros de Economía de los Estados miembros también discutan la introducción de un tope en el precio del gas ruso.

La respuesta de Rusia a la decisión del G7 llegó al final de la cumbre con las palabras del viceprimer ministro y ex ministro de Energía (2012-20) Aleksandr Novak, quien anunció que cortarán el suministro de petróleo y productos petrolíferos a los países que decidan limitar el precio. Las declaraciones de Novak fueron secundadas por Dmitry Peskov, quien dijo que también se tomarán represalias similares contra las cancillerías que opten por introducir un tope de precios para el gas natural procedente de la Federación.

Reedición de la cortina de hierro

Las iniciativas energéticas del G7 y la UE, en consonancia con los dictados políticos desde Washington, solo contribuyen a la creciente disociación geoeconómica de las esferas de influencia en el Viejo Continente, en una especie de reedición mejorada de la cortina de hierro que busca aislarla totalmente a Rusia.  Para el   momento histórico de la guerra fría el esquema geopolítico era  casi al igual al de hoy,  estaba conformado por una Europa carente de materias primas pero que necesitaba de energía para alimentar su propio auge económico, una Rusia rica en materias primas e interesada en los productos tecnológicos de la industria europea, y los lejanos (sólo geográficamente) Estados Unidos preocupados por el posible entrelazamiento energético-industrial euroasiático.

Esta complementariedad económica, mal vista por Washington, entre Moscú y las capitales europeas estableció  el punto de apoyo de la geopolítica energética en el Viejo Continente durante al menos medio siglo, en particular desde los años 70, consecuencia directa de las dos crisis del petróleo de 1973 y 1979, que habían minado la confianza en la fiabilidad de los exportadores de Oriente Medio, empujando a los europeos hacia la vecina Rusia hasta la actualidad.

Una vez que cae el muro de Berlín, se desintegra la Unión Soviética, y llega al poder el presidente Vladimir Putin, la Federación Rusa  establece una estrategia basada en exportar sus recursos para extender su influencia sobre otros países, empezando por los que conformaban la ex URSS. Por esta razón los activos energéticos rusos son nacionalizados principalmente por ser  recursos estratégicos y funcionales para la proyección geopolítica del país. La energía pasa a ser una pieza fundamental un arma geopolítica totalmente válida, que en el caso de Rusia está siendo utilizada para hacer frente a  las sanciones económicas y financieras, con las cuales se ha tratado de aislarlos y quebrar su economía.

Las perspectivas de la Federación Rusa

No cabe duda que las estrictas sanciones euroatlánticas impuestas a Moscú están resultando  un bumerán en detrimento inmediato del aparato industrial de Europa Occidental. Se espera que los países en vías de transformación, como Italia y Alemania, sufran las consecuencias más duras debido al escaso acceso a las materias primas esenciales (hidrocarburos, minerales, alimentos), al aumento de los costos energéticos, lo cual significa en pocas palabras la dramática reducción del bienestar socioeconómico de la clase media europea, y el aumento de la pobreza, hasta llegar a extrema, en los sectores más desfavorecidos que abundan en el viejo continente.

Moscú confía razonablemente en que podrá resistir el golpe de las sanciones establecidas en Washington y Bruselas, gracias a las reservas acumuladas y al aumento de los precios mundiales. De hecho, el superávit comercial de Rusia ha aumentado en los últimos meses pese a la caída de las exportaciones de gas y petróleo. Al menos durante todo el próximo año 2023, el gobierno ruso tiene la firme tranquilidad de que el mercado nacional no se verá afectado en su conjunto por las sanciones occidentales. La Federación Rusa se ha preparado para ello y es autosuficiente en dos sectores fundamentales energía y alimentos, que son claves, a parte del militar, para ser independientes y configurarse como una potencia mundial.

La diplomacia moscovita no se ha paralizado, por el contrario lo que hemos visto en los últimos meses es la acción de la cancillería de la rusa  con la celebración de acuerdos sustanciales con los países que conforman el grupo de los Brics y aliados, cuyo objetivo es la producción y comercialización de materias primas. Así mismo el estrecho trabajo entre Moscú y Pekín  con la reciente firma del acuerdo para realizar sus transacciones comerciales gasíferas en rublos y yuanes.  En cuanto a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) Rusia ha obtenido y mantenido cuotas para la venta de petróleo y dicha Organización ha decidido reducir la producción en 100 mil barriles diarios a partir del 1 de octubre de 2022, a las puertas de la temporada de frío en el hemisferio norte, cuando la demanda de hidrocarburos se dispara.

Rusia continuará seguramente afrontando victoriosamente las sanciones, como lo ha hecho hasta hoy, por el contrario el futuro de Europa es bastante incierto, lo único seguro es que el gas y los recursos energéticos, y por tanto su geopolítica, seguirán siendo centrales para desatar y solucionar conflictos a nivel mundial.

Yoselina Guevara López: comunicadora social, analista política, articulista en diferentes medios internacionales, cuyo trabajo ha sido traducido al inglés, italiano, griego y sueco. Ganadora en Venezuela del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2022, mención especial Opinión y Premio Nacional de Periodismo Aníbal Nazoa 2021.

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