¿Independentismo fracasado?
por Alberto Luis Rodríguez Rivera, MINH
Hace algunos días se publicó un artículo en el que una reconocida compañera proclamaba el «fracaso del independentismo». No sé si la autora está conforme con lo que consiguió con su artículo, pero lo cierto es que hubo reacciones y se generó un debate que, como suele suceder con muchos de los debates de la izquierda puertorriqueña, no trascendió más allá de las filas de los convencidos. En fin, un debate más que quedó en elucubraciones de independentistas y soberanistas organizados y «realengos», cuyo principal foro fue Facebook.
Lamentable que, aunque se trata de un debate necesario, éste no pasara de ser uno superficial, puesto que el escrito que lo originó padecía de una ambivalencia extrema. No se presentaron conceptos claros, ni siquiera algún argumento que se sostuviera en algo que no fuesen frases huecas hilvanadas para justificar cualquier conclusión a la que se pretendiera llegar.
Del saque la compañera parte de la premisa de que «Puerto Rico es un laboratorio de movimientos políticos fracasados», afirmando que lo que le interesa es que «los independentistas reconozcamos el fracaso del proyecto político que hemos tratado de llevar a término y emprender uno nuevo». En una palabra, es imprescindible un mea culpa del independentismo.
Sin presentar contexto histórico, ni una mínima consideración de las condiciones concretas en las que el independentismo ha tenido que hacerle frente al aparato imperialista más poderoso del Mundo por más de un siglo, se exige que aceptemos nuestro fracaso «sin buscar excusas ni culpables ajenos». Al parecer son poco más que insignificantes la persecución, los encarcelamientos, los asesinatos selectivos, en fin, la represión sistemática que se ha practicado contra el movimiento independentista con motivaciones puramente políticas por parte de los enemigos colonizadores y sus títeres domésticos.
En términos similares la autora propone «descartar a los que no pueden despojarse del resentimiento». ¿Será que con «resentimiento» se refiere a tener memoria histórica y tener prohibido olvidar las veces que nos han engañado y nos han traicionado? (Esto me hace recordar las palabras del maestro Galeano: «La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será.»)
Una cosa es la autocrítica y otra muy distinta es la autoflagelación.
El desgaste del independentismo como fuerza política no es un fenómeno reciente. Cuando abordamos este asunto con sentido histórico observamos que se ha tratado de un proceso crónico que inició a finales de la década de los ’80 del pasado siglo, y que, ante el colapso de la política puertorriqueña como parte de la crisis estructural de la colonia, se ha agudizado y profundizado en los pasados años.
En las pasadas tres décadas han surgido muchísimas iniciativas organizativas y propuestas políticas de diferentes sectores del independentismo buscando atender el desgaste que se venía produciendo en la izquierda puertorriqueña en general. De los diversos proyectos que fueron fraguándose en ese tiempo unos han tenido mayor éxito relativo que otros, pero ninguno consiguió hasta el momento un éxito tal que lo colocara en una posición hegemónica con respecto a los demás.
No obstante, todos han formado parte de este proceso complejo que significa la regeneración y reorganización de las fuerzas independentistas, cada cual haciendo valiosas aportaciones y nutriendo el proceso con el reconocimiento de errores cometidos, los análisis de la nueva realidad que se hacen desde visiones heterodoxas, las propuestas de alternativas inéditas y el trazo de objetivos concretos a cumplirse.
Es en este sentido en el que van surgiendo las «nuevas estrategias», los «batallones frescos» y las «armas nuevas» que se requieren en este minuto de nuestra historia. Hay much@s compañer@s, organizad@s en algún proyecto político o no, que están ahora mismo cumpliendo con su deber de forma militante. No enumero ejemplos por temor de dejar alguno de esos valiosos esfuerzos fuera de la lista, pero sí puedo afirmar de forma inequívoca que la mayoría están metiendo mano en la calle.
Es indudable que se deben seguir generando estas nuevas y diversas iniciativas, ya que de ahí surgirá, al fin y al cabo, el proyecto que aglutine las fuerzas necesarias para emprender la regeneración y la reorganización del independentismo.
Sin embargo, no comprendemos a qué se refiere – recordemos que la ambivalencia siempre es peligrosa – cuando nos hablan de «el viejo plan» que la autora propone descartar porque no nos ha llevado a donde nos hemos propuesto llegar, según ella.
¿A qué viejo plan se refiere? ¿Al proyecto de Betances del siglo XIX? ¿A la Liga de los Patriotas propuesta por Hostos a principios del siglo XX? ¿A la propuesta de Asamblea Constituyente presentada por don Pedro Albizu Campos? ¿A las Tesis del desaparecido MPI?¿Al Programa Político del inexistente PSP? ¿A la propuesta inmediatista de algunos que piden votar al PPD para derrotar al PNP? ¿Al Programa del PIP? ¿A las propuestas del MINH, el MUS, el Frente Socialista? ¿A las propuestas del PPT, donde no poc@s camaradas militan? ¿A los proyectos que se han ido levantando poco a poco en diferentes comunidades?
Lo que sí podemos afirmar es que hay un independentismo que podemos identificar como «viejo». Ese viejo independentismo es el que peca mucho de quedarse en la losa o en la torre de marfil diseñando grandes estrategias políticas para después ir a decirle a la gente qué es lo que tienen que hacer. Esa visión de la lucha ha demostrado ser un rotundo fracaso.
Creer que el pueblo no nos entiende o que el pueblo no entiende y punto es signo de una prepotencia nefasta que ha sido uno de los principales causantes de nuestro desgaste crónico. «Nuestro talón de Aquiles» ha sido tratar al pueblo como a un niño.
Nuestr@s compatriotas entienden y están mucho más clar@s que much@s de nosotr@s.
Para que nuestra lucha tenga sentido a la luz del siglo XXI debemos empezar por reconocer de una vez que sólo el pueblo salva al pueblo.
Las victorias que hemos cultivado durante este desgaste crónico del independentismo, como sacar a la Marina de Vieques y la excarcelación de nuestros presos políticos, no fueron las victorias de una u otra organización o líder independentista, fueron las victorias de nuestro pueblo heroico.
La derrota definitiva de la colonia y la construcción de un Puerto Rico libre y soberano será una victoria del pueblo o no será.