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Central Nuclear de Zaporiyia, Ucrania: el latente temor nuclear

Por Yoselina Guevara López

A casi seis meses del inicio del conflicto entre Rusia-Ucrania surge con más fuerza y recurrencia el temor de un desastre nuclear. Si bien al inicio estuvo ligado al posible uso de bombas atómicas y luego al peligro latente de Chernóbil, ahora en esta etapa se ha desplazado hacia las plantas eléctricas nucleares. La atención de la opinión pública se concentra en la Central Nuclear de Zaporiyia, en el sur de Ucrania, afectada en los últimos días por ataques de los cuales ambas partes en beligerancia se acusan mutuamente de ser los autores.

No obstante objetivamente las fuerzas rusas llevan varios meses  ocupando el emplazamiento nuclear, contando con la ayuda de la mano de obra local para gestionar las instalaciones, y de acuerdo a agencias de prensa estarían utilizando algunos recintos como depósitos; esto descartaría, por el momento, cualquier interés ruso en atacar la central atómica, poniendo en riesgo sus propias fuerzas.

Así mismo las autoridades rusas  han señalado, con suficientes pruebas, que las tropas ucranianas están llevando a cabo un bombardeo masivo del territorio de la estación, utilizando, entre otras cosas, drones, artillería pesada y mísiles múltiples suministrados por la OTAN. En la mayoría de los casos, los ataques son interceptados por los sistemas de defensa antiaérea, pero los proyectiles han logrado alcanzar algunas infraestructuras y últimamente han llegado inclusive hasta  el almacén de residuos nucleares. De hecho con respecto a este último ataque Volodymyr Rogov, miembro del consejo principal de la administración cívico-militar de Energodar, declaró a los medios de comunicación  que “uno de los bombardeos a la central nuclear se llevó a cabo con misiles guiados producidos por los anglosajones, cayendo los proyectiles a pocos metros del almacén de combustible nuclear”. El presidente de la Duma, institución rusa, Vyacheslav Volodin recientemente también declaró que “las acciones de Washington y el régimen de Kiev conllevan el riesgo de una catástrofe nuclear”, y además  pidió la intervención del Parlamento Europeo.

Propuesta de desmilitarización

En esta situación ha surgido de parte de Ucrania y sus aliados una propuesta de creación de una zona desmilitarizada alrededor de la planta para garantizar la seguridad del emplazamiento, pero  Vladimir Rogov calificó esta propuesta de flagrante provocación. “Esta es una idea inaceptable. Lo consideramos una provocación. ¿Qué clase de zona desmilitarizada puede haber si se sigue recibiendo fuego constantemente? En cuanto retiremos las tropas, los militantes ucranianos irán sin duda allí… y seguirán bombardeando”. Así mismo para Iván Nechayev, subdirector del departamento de información y prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso esto haría a la planta  más vulnerable de recibir ataques porque estaría totalmente desprovista de protección y seguridad.  Las razones esgrimidas por la Federación rusa tienen una sólida argumentación dada los continuos que sigue sufriendo la Central pero también por  la proliferación de grupos nazistas en la zona, bajo el apoyo de Kiev, y algunos inclusive independientes, que actúan  autónomamente sin recibir órdenes de nadie.  

Importancia estratégica de Zaporiyia

El control de la Central Nuclear de Zaporiyia, situada a 200 km de la disputada región del Donbás y a 550 km al sureste de Kiev, es un tema clave por dos razones. En primer lugar, es estratégico, porque esta planta del sur de Ucrania es fundamental para el suministro energético del país. Cada uno de los seis reactores de la central suministra 950 megavatios (MW) de energía, un total de 5.700 MW, los cuales abastecen a cuatro millones de hogares. A modo de comparación, la Central Nuclear de Chernóbil, en el norte del país, tenía una capacidad de 3.800 MW, aproximadamente un tercio menos. El megavatio, que corresponde a un millón de vatios, es la potencia necesaria para encender 10.000 bombillos de 100 vatios. Por lo tanto, Zaporiyia es de interés tanto para los rusos como para los ucranianos.

En segundo lugar, porque puede ser usada  como un arma psicológica. El hecho de tener el control de una Central Nuclear, especialmente en un país que sufrió la catástrofe de Chernóbil, alimenta también una forma de narrativa con la cual se tiene una especie de dedo en el gatillo. Esto genera un  estado de tensión constante que no permite ni el avance ni la retirada, una forma de estancamiento armado en el que cualquier movimiento arriesgado puede llevar al desastre. Como hemos visto, es un “as en la manga” que permite llevar a cabo negociaciones más o menos secretas que seguramente están teniendo lugar entre las dos partes enfrentadas, pero especialmente, entre Rusia y Occidente.

Desastre de Chernóbil

No cabe duda que la Central de Zaporiyia es una bomba que pudiera sumir a Europa en el peor infierno nuclear desde Chernóbil; uno de los mayores accidente nuclear de la historia sucedido en 1986 cuando una serie de errores en cadena provocaron la explosión de uno de los reactores.

Con el desastre de Chernóbil se contaminaron 142.000 kilómetros cuadrados en Ucrania, Bielorrusia y parte de Rusia debido a que la estructura del núcleo de uranio ardió durante más de dos semanas emanando radiación sin control. La lluvia radiactiva fue 400 veces superior a la que se liberó en Hiroshima, más de 300 mil personas huyeron de sus hogares , además de las diferentes formas de cáncer que todavía hoy padece gran parte de la población de la zona.  

Las actuales centrales nucleares, como la de Zaporiyia, cuentan con sofisticados sistemas de seguridad y están diseñadas para desconectarse automáticamente en situaciones de emergencia. Sin embargo, cualquier fallo en el circuito de refrigeración del emplazamiento podría provocar una catástrofe nuclear, como ocurrió en Fukushima tras un suceso natural.

Vasyl Nebenzya, embajador ruso en la ONU, ha señalado que “Si los ataques de las fuerzas armadas ucranianas continúan, (la catástrofe) puede ocurrir en cualquier momento. Así, los territorios de Kiev, Zaporiyia, Kharkiv, Poltava, Kherson, Odessa, Nikolaev, Kirovohrad, las regiones de Vinnytsia, y las repúblicas de Donetsk y Lugansk, las zonas fronterizas de Rusia y Bielorrusia, así como Moldavia, Bulgaria y Rumanía se verán amenazadas por la contaminación radiactiva”. Es decir los bombardeos de Kiev a la Central Nuclear de Zaporiyia están llevando al mundo al borde de una catástrofe nuclear, que además de las consecuencias de la radiación en el ambiente y los seres vivos, devastaría irremediablemente la zona más fértil del “granero de Europa” y contaminaría las reservas de agua dulce. Si esto llegara a suceder la responsabilidad debe recaer en gran parte en los aliados occidentales y agentes patrocinadores de  Ucrania, que hasta ahora lo único que han hecho es tratar de prolongar el conflicto sin importarles las consecuencias.

Yoselina Guevara López: comunicadora social, analista política, articulista en diferentes medios internacionales, cuyo trabajo ha sido traducido al inglés, italiano, griego y sueco. Ganadora en Venezuela del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2022, mención especial Opinión y Premio Nacional de Periodismo Aníbal Nazoa 2021.

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