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Resultados de la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai en Samarcanda

Por Yoselina Guevara López

En la simbólica ciudad de las antiguas Rutas de la Seda, Samarcanda, Uzbekistán, se llevó a cabo los días 15 y 16 de septiembre la Cumbre de los Estados miembros de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) con la participación de los Jefes de Estado y de gobierno de  China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, India y Pakistán, así como también en el papel de países observadores Mongolia, Irán, Turquía y Azerbaiyán. Entre los temas sobre la mesa de la presidencia uzbeka estuvieron la cooperación económica; la ampliación del foro a otras naciones (Irán en primera línea); la concesión del estatus de observador a nuevos países (Egipto, Qatar, Bahréin, Maldivas) y por supuesto la operación militar especial rusa en Ucrania. Durante el encuentro se firmaron más de 40 acuerdos y decisiones y además los mandatarios presentes establecieron por escrito la declaración de la Cumbre contra el uso unilateral de las sanciones económicas y su firme oposición a la injerencia en los asuntos internos de otros países con el pretexto de luchar contra el terrorismo.

Como en casi todos los encuentros internacionales si bien son importantes las declaraciones multilaterales que en conjunto se generan, en este caso como en muchos otros, fueron decisivos los múltiples encuentros bilaterales, trilaterales en los cuales se discutieron aspectos de suma relevancia, tras los cuales se cimentan las relaciones geopolíticas y geoeconómicas.

Rusia no está sola

Para el Kremlin este vértice fue una forma de demostrar de manera contundente al mundo occidental que Moscú no está en absoluto aislado, como quisieran Washington y Bruselas, pero sobre todo quiere iniciar a sentar las bases para la verdadera construcción  de «una alternativa» al orden occidental y sus reglas.

Los resultados de las diferentes reuniones bilaterales que llevó a cabo el presidente de Rusia, Vladimir Putin, marcaron la pauta de la presencia y fuerza de Moscú en otras regiones. De hecho por ejemplo en lo que respecta a Rusia-Irán, el jefe del Kremlin y su homólogo iraní, Ebrahim Raisi, discutieron sobre la estabilización de Siria, el suministro de drones militares iraníes, del más alto nivel tecnológico, para las Fuerzas Armadas de Moscú y la creciente asertividad regional de Azerbaiyán, un país que no puede ser obviado para la realización del corredor transcaucásico destinado a conectar el territorio de la Federación rusa con el Océano Índico. Uno de los broches de oro de la cumbre de Samarcanda fue la firma de la adhesión formal de Irán a la OCS.

El dragón chino

En cuanto a China el mensaje que llegó desde Samarcanda es el del fortalecimiento de las relaciones entre Pekín y Moscú, las cuales no han sido influenciadas por la demonización occidental con respecto a la operación militar especial rusa en Ucrania. A pesar de que se intentaron interpretar las declaraciones del presidente Xi Jimping sobre la “salvaguarda de la independencia nacional de Kazajistán” como una alusión o advertencia a Moscú, lo cual fue desmentido por la diplomacia moscovita enfatizando que era un mensaje dirigido a las franjas independentistas internas de China (Xinjiang, Tíbet, Hong Kong).

Si bien los medios de comunicación internacionales trataron de  crear una noticia falsa acerca de las relaciones Moscú-Pekín, los resultados de esta cumbre demuestran que entre los presidentes Vladimir Putin y Xi Jimping  hay una consolidación de los vínculos entre ambas naciones que inclusive pudieran llegar a ser indisolubles. En ello ha jugado un importante papel la política exterior norteamericana que desde hace tiempo pone a ambos países en el punto de mira, favoreciendo así su proximidad, siendo muy conscientes de que simul stabunt vel simul cadent  es decir “juntos estarán o juntos caerán”. No es solo una retórica de “estar juntos”, ambos presidentes están modelando, ahora con más fuerza, un horizonte común: impulsar el nacimiento de un mundo multipolar. Con ello están buscando salir del estrecho ámbito del actual unipolarismo que relega al planeta a la hegemonía y a los trágicos caprichos estadounidenses. Para dar una idea de la proximidad entre los dos países, también hubo un ejercicio conjunto de las respectivas armadas en el Pacífico, lanzado, bajo la mirada del presidente Putin, en la semana anterior a la cumbre y que continuó durante la reunión en Samarcanda.

Poder de Siberia

Por otra parte la reunión trilateral del 15 de septiembre entre Rusia, Mongolia y China significó una oportunidad para intensificar el intercambio comercial y energético entre Moscú y Pekín. La realización del nuevo gasoducto Poder de Siberia 2 (Power of Siberia 2) a través de Mongolia permitirá a la Federación rusa redirigir hacia el Extremo Oriente una gran parte de los suministros de gas que se destinaban a Europa, al tiempo que será un primer paso para que la República Popular China acceda a las ilimitadas riquezas de Siberia (hidrocarburos y materias primas) casi exclusivamente  y a precios ventajosos en monedas nacionales (rublos y yuanes); no olvidemos que Moscú también ha aplicado sanciones, con razones bien argumentadas sustentadas en la reciprocidad, a los países hostiles occidentales. Además es relevante a nivel económico financiero, porque con el uso prioritario y obligatorio de las respectivas monedas nacionales podrán contribuir a acelerar la desdolarización de los mercados mundiales.

Nueva Dehli juega al equilibrio

En este punto la cooperación monetaria moscovita no se limita solo a China, el 16 de septiembre, siempre en el marco de la OCS, la India tuvo un encuentro con la Federación rusa donde establecieron las líneas del intercambio monetario rublos-rupias, además de tratar el tema militar. No es un secreto que Delhi mira sigilosamente a Pekín, por lo cual mantiene un intenso diálogo con Moscú, a pesar de la evidente irritación de Washington. Por otro lado, para Rusia, India es un contrapeso natural al temido poder chino. El entendimiento tácito entre China y Pakistán para la creación de un corredor terrestre que los con el Océano Índico asusta a Delhi, que también teme el incremento de la potencia militar de Islamabad. Por otra parte la relación India-China es una cuestión geoestratégica crucial para el destino del mundo, como demuestra la cautela con la que Occidente aborda las negativas de la India a sus dictámenes sobre Ucrania. Estados Unidos simplemente no puede arriesgarse a fracturar las relaciones con Nueva Delhi, porque la echaría en brazos de China, lo que abriría el camino al “siglo asiático”, en detrimento aún más de su decadente hegemonía mundial.

Ankara un puente entre Oriente y Occidente

En este denso entramado de intereses contrapuestos se deslizó de manera sigilosa pero con una diplomacia de altura el “interlocutor” Turquía, que ha demostrado estar dispuesta a realizar importantes incursiones geopolíticas para consolidar su influencia geocultural entre los países de habla turca de Asia Central.

Lo que hemos visto desde el inicio de la operación especial rusa en Ucrania es que Ankara se ha convertido en un puente entre Oriente y Occidente, un mediador que no adopta las sanciones occidentales contra Rusia y que, en cambio, utiliza el sistema internacional de pagos ruso Mir, reduciendo así los efectos de las sanciones. De hecho pronto entrará en vigor un acuerdo entre Rusia y Turquía por el que Ankara pagará el 25% de sus importaciones de gas ruso en rublos y liras turcas. Mientras tanto, el gigante gasífero ruso Gazprom informó de que el holding ha aumentado los suministros de gas a Turquía en un 63% más que en 2021. Según el Servicio Federal de Aduanas ruso, las entregas de gas natural de Rusia ascendieron a 26 mil 760 millones de metros cúbicos.

Otro aspecto positivo de la cumbre fue la declaración del presidente turco Erdogan quien aseveró que estaba dispuesto a viajar a Siria para reunirse con Assad. De llegar a concretarse un cese al fuego, sería un golpe mortal para los defensores de las guerras interminables, que se niegan a aceptar su rotundo fracaso en Siria ante la estoica resistencia del pueblo sirio y  Assad a la cruel embestida.

No cabe duda que la asamblea de la Organización de Cooperación de Shanghai en Samarcanda delineó con más fuerza que estamos en presencia del nacimiento de un mundo multipolar, donde Occidente cada vez más está dejando de prevalecer y se consolidan nuevos polos de poder, más allá del anacronismo de imperialismos y hegemones.

Yoselina Guevara López: comunicadora social, analista política, articulista en diferentes medios internacionales, cuyo trabajo ha sido traducido al inglés, italiano, griego y sueco. Ganadora en Venezuela del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2022, mención especial Opinión y Premio Nacional de Periodismo Aníbal Nazoa 2021.

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