por Julio Garcia
Se escuchó en la lejanía el ruido de un relámpago,
eran las aves quienes deslumbraban riguroso espanto.
Sonaban las sirenas por la bravía de un tumulto,
confusión en los pasillos por aquel fuerte susto.
Exclamaban patria mía voces de encanto,
corazón alma mía disipaba el agravio.
Las murallas avisaban en su fortaleza un fuerte emotivo de sufragio,
inglesas voces gemían en su ardor por aquel guerrero nato
que difundía su clamor en el acto.
Algarabía tejían aquellos fuertes impactos,
su lucha esta obstinada a libertad de una madre violada.
Sus hijos revestidos de valor le expresaban a una gran nación,
nuestra madre patria no está sola la
defiende una fuerte revolución.
Es mi patria la que me afina
grandes elogios en el corazón, es la vida mi tierra
la que me describe lo que soy,
es mi isla Borinquén la que llevo en mi aspiración,
yo la reguardare siempre de una vil y muta traición.
Es mi isla querida
Por la que valientemente emprendí un golpe,
en el seno séptico de un opresor invasor,
es allí donde encontré mi verdadero Norte,
aliadas a mis convicciones una libertadora
muerte resucitara la rebelde patria.
Dedicado a nuestros nacionalistas, en especial a Rafael Cancel Miranda.