Nuestra nación se vacía…
por Natasha Lycia Ora Bannan
Informacion Al Desnudo – Face Book
Hay unos lugares abiertos con menú limitado. No se consigue frutas ni vegetales, pues todos los árboles frutales se tumbaron. No he visto ni un guineo cuando antes tenías que regalarlos por lo mucho que te sobraba. La comida que le da los federales al pueblo es enlatada o son snacks: candy, bolsitas de chips, una taza de applesauce, una lata de salchicha. No es comida, es un resuelve por la tarde. Y eso es para la casa, no para una persona.
Los hoteles parecen seguir “normal,” con poca gente fuera de una zona bien restringida dándose cuenta de la realidad que viven las demás. Cuando los de la Cruz Roja salen a comer, se nota una alegría y liviandad que no tienen otra gente. Se ríen mucho entre sí. Ellos todavía pueden, y es lindo ver gente reírse. Eso no hemos perdido tampoco – siempre los boricuas retendrán su capacidad de ser gracioso, dentro del dolor e incertidumbre. Se escucha historias de la creatividad de la gente y como han ido adaptándose a su nueva realidad de noche larga y oscura. Como uno tira cable para conectarse con la planta eléctrica de una casa a la otra, aunque esa otra esta cruzado la calle. Los truquitos de cómo mantener al agua fría y hacer nuevos milagros de desayuno con las sobras de ayer que no se pudieron enfriar. Como la gente se planifica para llegar al edificio de noche antes de que apaguen el generador para poder subir en ascensor y no por escaleras. O para no sufrir de tanto calor de noche, hay que bañarte, no secarte y tirarte a la cama con todas las ventanas abiertas para que cojas fresco. Esa adaptación es lo que le han hecho sobrevivir a la raza humana, pero me pregunto si muy sutilmente ha contribuido a que la gente acepte su realidad y que se vaya conformando a ella, sin rebelarse por las condiciones inhumanas que vive.