Monitoreo de contexto: sábado 11 de febrero 2023
Por Ruy Díaz
Armas económicas
Las políticas de globalización económica de principios de siglo están sufriendo un importante revés, con consecuencias devastadoras para los países en desarrollo después de que abrieran sus economías al comercio y la inversión extranjeros.
El fomento de la inversión extranjera de cartera se ha hecho cada vez más a expensas de la inversión extranjera directa «de campo verde», que mejora las nuevas capacidades económicas.
Podría decirse que la nueva Guerra Fría ha implicado más armas económicas, por ejemplo, sanciones, que la anterior. El “reshoring (relocalización o repatriación de empresas al país desde el exterior)” y el “friendshoring (traslado de actividades a países amigos)” de la administración de Donald Trump y Japón discriminan entre inversores, rehaciendo las cadenas de “valor” o “abastecimiento”.
También podría decirse que la creación de la Organización Mundial del Comercio en 1995 fue el punto álgido de la liberalización del comercio multilateral, al establecer un enfoque de «talla única» para todos, independientemente de los medios.Más recientemente, Biden ha continuado con el retroceso de Trump de la liberalización comercial anterior.
En 1995 también se reforzaron los derechos de propiedad intelectual a nivel internacional, limitando las transferencias de tecnología y el progreso. Los recientes «conflictos comerciales» afectan cada vez más al acceso a la alta tecnología, por ejemplo, en el caso de las transnacionales extranjeras Huawei, TSMC y Samsung.
Con la disminución de los tipos impositivos directos en casi todo el mundo, los gobiernos se enfrentan a más restricciones presupuestarias. En el último año se ha visto cómo estos medios fiscales disminuidos se desviaban masivamente para gastos militares y fines estratégicos, recortando los recursos para el desarrollo, la sostenibilidad, la equidad y los fines humanitarios.
En este contexto, los nuevos antagonismos internacionales conspiran para convertirlo en una «tormenta perfecta» de estancamiento y regresión económica. De ahí que quienes luchan por la paz y la cooperación internacionales puedan ser nuestra mejor esperanza contra la «nueva barbarie».
Represión en Perú
Por otro lado, la fuerte represión que ha sufrido el pueblo peruano se explica por la persistencia de las políticas de la Doctrina de la Seguridad Nacional que guían a las Fuerzas de Seguridad de Perú, formadas por EEUU.
Todos quienes conocemos algo de historia y de geopolítica sabíamos que era cuestión de tiempo que al presidente Pedro Castillo lo sacaran del poder en Perú. Al igual que le pasó al presidente Salvador Allende, a Castillo, los poderes fácticos, desde el primer momento, no lo dejaron gobernar y, generando las condiciones para un jaque mate, le dieron un golpe de Estado en Diciembre 7, 2022.
El intento desesperado del presidente Pedro Castillo de cerrar el Congreso y llamar a una Asamblea Constituyente no pudo frenar lo que el mismo Congreso iba a realizar ese mismo día: una votación para destituirlo.
El Congreso peruano, y como se preveía que sucediera, y así sucedió, terminó declarando la destitución de Pedro Castillo, por «incapacidad moral», con 101 votos a favor, y decretó que asumiera el cargo la vicepresidenta Dina Boluarte.
Como era de esperar también, la embajadora de EE.UU. apoyó rápidamente la decisión del Congreso de destituir a Pedro Castillo y se reunió con la presidenta designada Dina Boluarte. La embajadora de EEUU en Perú, Lisa Kenna, reiteró “el pleno respaldo de su país a la institucionalidad democrática en el Perú”.
Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional de Perú también apoyaron la decisión del Congreso y no era de extrañar porque están fuertemente influenciadas por la doctrina contrainsurgente inoculada por EEUU.
Globalización económica
En otro orden de ideas, la globalización económica se basó y se articuló geopolíticamente sobre la relación de fuerzas internacional resultante de la implosión de la URSS y, en consecuencia, en la existencia de una única gran superpotencia global, los EEUU que impuso y gestionó un orden mundial norteamericano en las tres décadas que siguieron.
La estructura social de acumulación del capitalismo global neoliberal financiarizado hegemonizada por EEUU que se expandió se asentaba sobre dicho orden mundial unipolar, diseñado al comenzar los años noventa.
Tal estadio del poder económico y geoestratégico, con el paso del tiempo y con la emergencia, sedimentación e institucionalización de múltiples cambios sociales, económicos, demográficos, políticos y culturales, se ha deteriorado y desplazado, y ha sido cuestionado en múltiples episodios por la emergencia de potencias macro regionales cuya proyección global es cada vez más intensa y extensa.
En particular, por dos nuevos gigantes económicos y demográficos, China e India, y por una Rusia que reclama su papel, además de por Irán, Indonesia, Brasil, Arabia, Turquía… que pretenden un lugar en el diseño, la influencia y la proyección en los cambios en las relaciones geoeconómicas y geopolíticas globales. Las pugnas y las demandas de otras relaciones económicas globales y de un nuevo orden mundial multipolar son cada vez más fuertes, y hasta imparables.
Con la extensa área euroasiática en plena reafirmación y crecimiento, con la guerra de Ucrania como catalizador, los EEUU han respondido pretendiendo reafirmar su dominación y su hegemonía geoestratégica unipolar y su liderazgo geoeconómico global, para lo cual, han unificado, tensado y comprometido en pleno al bloque occidental anglo-europeo contra Rusia y contra China, activando y reforzando a la OTAN; implicándola plenamente en la “conflagración hibrida” contra Rusia y China; ejerciendo de sostén militar y retaguardia económica de Ucrania en la guerra, e implementado una ingente batería de sanciones económicas occidentales contra Rusia.
Mientras tanto, por otra parte; han incrementado la hostilidad contra China activando la tensión militar entre China/Taiwan-(EEUU), y aumentando las sanciones económicas contra China, en particular, en el terreno de las tecnologías de futuro, forzando a sus aliados occidentales a un agresivo bloqueo que muy a menudo perjudica sus propios intereses. Tales movimientos estadounidenses y occidentales, respectivamente, han provocado que, por una parte, en Rusia consideren en un muy grave peligro su propia existencia y, por otra, en China, los interpreten como un cuestionamiento de su desarrollo económico y su creciente influencia en el mundo. La consecuencia colateral no deseada de lo cual ha sido acelerar el acercamiento táctico y estratégico entre Rusia y China, económico, político y militar.
Sin una perspectiva realista con la vista puesta en la negociación de un armisticio, o con una negociación de paz, dado que las partes enfrentadas en la guerra no están dispuestas a ceder en sus posiciones, se ha alcanzado un clímax militar y político que puede desbordarse en cualquier momento.
Es preciso introducir elementos de contención de tales dinámicas, una u otra pueden escapar a la capacidad de control y devenir en mayores escaladas que no se puedan gestionar y parar. Una guerra, cuando subyacen fuertes fracturas y estrategias divergentes entre quienes se enfrentan, tanto más si son grandes potencias, presenta un inmenso potencial de violencia y destrucción. Sabemos cómo y cuándo comienza, pero no cómo se desarrollará, y cómo y cuándo va a finalizar, ni qué consecuencias acarreará para unos y para otros. Es un hecho reiterado que durante las guerras surgen contingencias, contradicciones, cambios, problemas y consecuencias imprevistas. Por otra parte, los agentes implicados incurren en errores y a menudo se equivocan en sus previsiones y generan vanas esperanza
Datos económicos
El Dow Jones ganó 169 puntos aterrizando en 33,869 puntos. En tanto, en el petróleo, el crudo Brent se cotizó a $ 86 el WTI a $ 79 el barril y la onza de oro a $ 1,876.
Ruy Díaz: docente hondureño