Explicó que “los puertorriqueños estamos muy divididos y polarizados; no estamos unidos; estamos estancados. Nuestra unidad es necesaria si queremos progresar; si queremos eliminar las desigualdades entre nosotros y nosotras y convivir con nuestros distintos pareceres en un espíritu de respeto mutuo, amor y misericordia”.

En este sentido, arguyó, “el esfuerzo por refundar nuestra patria puede convertirse en un proyecto para crear esa unidad tan necesaria y anhelada entre todos los boricuas”.

Reconoció que “Puerto Rico también tiene una fuerza, una cultura y una historia que no se puede despreciar. Soy consciente de que lo que estoy proponiendo aquí será objeto de mucha discusión y tal vez de tergiversación por aquellos que piensan que un religioso no debe opinar sobre la patria en que nace y en que ejerce su ministerio”.

Añadió que “a mi mente vienen unas palabras de un gran puertorriqueño que vivió aquí en Nueva York y que puso el nombre de Puerto Rico en alto. Él tuvo la sensibilidad de venir a Harlem y escribir sobre las experiencias puertorriqueñas. Me refiero al libro de don Emilio Díaz Valcárcel”.

Señaló que en “Harlem, todos los días”, Valcárcel, “un religioso opina sobre un asunto social. Y lo primero que se le pregunta: ‘¿Tú eres un religioso o político?’, y la respuesta del religioso de la novela de don Emilio es la siguiente: ‘No hay contradicción’. Ahora, pregunto yo: ¿Por qué? Porque estamos hablando de la justicia social y no de la política partidista”.

Explicó que “refundar la patria es darle nuevas fundaciones partiendo de su identidad, de su cultura, de sus raíces cristianas, de su herencia taína, africana y española y de su tradición latina y, también de aquello bueno que nos ha llegado de nuestra relación con Estados Unidos, como la democracia, las libertades individuales y su tradición educativa”.

Abundó señalando que “es una refundación en que Dios sea el principal alfarero y moldee a nuestra patria para que sea vasija que acoja a todos sus hijos e hijas y les dé progreso, bienestar, seguridad y salud en condición de igualdad, justicia y dignidad”.

“Precisamente, la situación actual que estamos viviendo, que como decimos en buen boricua, ‘nos tienen con la soga al cuello’, ha sacado a relucir nuestra cruda realidad que ya toca a lo humanitario, tal y como ha señalado el propio secretario del Tesoro, Jack Lew. Y como boricuas respondemos ante esta crisis: ‘Dios aprieta, pero no ahoga’. 23. Me da pena decirlo. Me hubiese gustado venir aquí a decir que todo está bien, que vamos progresando en Puerto Rico”.

A continuación dijo que “la realidad es que vamos retrocediendo en lo económico, político, social, en los valores de tolerancia, en la capacidad de dar, de convivir y no podemos olvidar que vivimos golpeados por la industria de las drogas”.

Como situaciones apremiantes que justifican la refundación de la patria, González Nieves apuntó a la situación social, la crisis económica y fiscal, la crisis de identidad, la crisis de estatus político y una crisis spiritual. www.TodosUnidosDescolonizarPR.blogspot.com