Gracias otra vez, Fidel
por Rafael Cancel Miranda
Dignísimo hermano Fidel,
gracias por haber vivido
y enseñarnos a tener fe
ante cualquier enemigo.
Gracias por darnos con tu ejemplo
y el de tu pueblo también
que no hay ni habrá imperio
que no se le pueda vencer.
Los que crean que has muerto
pronto verán que estás vivo
en el alma de tu pueblo
y en el alma de los dignos.
No te has ido, Fidel,
te quedaste en tu pueblo,
confrontando el imperio
dondequiera que estés.
Gracias, Fidel, compañero,
tu luz nunca se apagará,
siempre serás un lucero
para toda la humanidad.
Allá para el año 1951, después de cumplir dos años de cárcel en una prisión del imperio por rehusar ser parte del ejército estadounidense y matar coreanos, me querían volver a encarcelar por lo mismo. A sugerencia de mi padre, salí para Cuba bajo un seudónimo. Muchos años más tarde, en La Habana, supe que mi padre había entregado las armas que usaron los nacionalistas de Mayagüez en la Insurrección de 1950, al Movimiento 26 de Julio.
Volviendo al 1951, residí en La Habana por unos 14 meses. Allí me encontraba cuando el histórico aldabonazo del patriota Eduardo Renato Chibás. El 10 de marzo de 1952 Batista tomó el poder y en agosto de ese mismo año me mandó a arrestar, al igual que al joven nacionalista Reinaldo Trilla Martínez. Luego de estar varios días encarcelados en el Campamento Tiscornia, nos echaron de Cuba. A Reinaldo lo deportaron a Miami y a mí a Puerto Rico.
En diciembre de ese mismo año partí para Nueva York. En 1953 estaba presente en la Organización de Naciones Unidas cuando el imperio quiso engañar al mundo reclamando que Puerto Rico había alcanzado su autogobierno bajo el Estado Libre Asociado. Ante esa farsa, los nacionalistas decidimos desenmascarar el imperio y el 1 de marzo de 1954 cuatro jóvenes nacionalistas –Lolita Lebrón, Andrés Figueroa Cordero, Irvin Flores Rodríguez y yo– viajamos a Washington, DC y tiroteamos el Congreso imperialista. Sesenta y dos años después el mismo gobierno estadounidense admitió que el Estado Libre Asociado había sido y sigue siendo una farsa.
Cuento esto porque después de 25 años y medio en las cárceles del imperio, logramos salir de prisión mediante un indulto incondicional gracias a una campaña internacional y a Fidel y el gobierno revolucionario cubano que realizaron un canje de prisioneros –el cual incluía unos agentes de la CIA– con los Estados Unidos.
Los nacionalistas salimos de prisión el 10 de septiembre de 1979. Fidel, Celia Sánchez y otros revolucionarios cubanos visitaron Nueva York pocas semanas después para asistir a la Asamblea General de la ONU y nos invitaron para encontrarnos en la Misión Permanente de Cuba. Allí nos conocimos personalmente. Luego, los nacionalistas fuimos invitados a viajar a Cuba a finales de octubre de ese mismo año. Fidel nos honró otorgándonos él mismo la Orden de Playa Girón y la Medalla del XX Aniversario de la Revolución.
En otro viaje a Cuba en el año 2000, Fidel se encontraba presente cuando hablé en la Tribuna Antiimperialista y dije: ¡Un millón de Batistas no valen lo que un callo de Fidel! Batista me echó de Cuba y Fidel me abraza. ¡Gracias, Fidel! Unos días más tarde me envió un mensaje para que me quedara tres días adicionales y hablara en la tribuna en Pinar del Río. Fidel salía para un viaje a Panamá (donde luego supimos que la CIA y sus alicates pretendieron asesinarlo). Gracias a esa invitación guardo una foto con el comandante Raúl, el comandante Almeida y otros comandantes de la República de Cuba, quienes estaban presentes en la actividad de Pinar del Río.
Sobre todo, Fidel, gracias por tu firme e inquebrantable solidaridad con la independencia de Puerto Rico, desde tus días de estudiante –cuando jovencito marchaste por la libertad de Pedro Albizu Campos–, y durante toda tu heroica vida.
5 de diciembre de 2016