Por Redacción Info al desnudo
Alma,una de las principales embarcaciones de la Flotilla Global Sumud, fue interceptada por una nave de guerra israelí por varios minutos; después interceptó al barco Sirius, también de la Flotilla , hasta alejarse. El Estado de Israel está actuando solapadamente para impedir el éxito de la Flotilla Global Sumud. En el transcurso de la travesía, los barcos civiles han sufrido misteriosos sabotajes y ataques; drones no identificados golpearon los barcos con artefactos ensordecedores, cohetes explosivos y sprays químicos irritantes, dañando mástiles y velas. Se produjeron al menos tres ataques distintos: en aguas tunecinas, los días 9 y 10 de septiembre, y después, los días 23, 24, 29 y 30 de septiembre frente a Creta, cuando ocho embarcaciones fueron alcanzadas por drones y productos químicos durante la noche. Los activistas acusan abiertamente a los servicios israelíes, que por su parte no han reivindicado ni comentado estos incidentes, siguiendo un modus operandi de ambigüedad ya visto en otras operaciones.
Las interferencias electrónicas y los ataques clandestinos pretenden intimidar a las tripulaciones y detener la Flotilla antes de un choque frontal. Hasta ahora no ha habido heridos, pero los riesgos aumentan a medida que los barcos se acercan a Gaza.
La propia Flotilla admitió que esperaba «un ataque inminente» de Israel en las últimas millas náuticas. Emblemáticas en este sentido son las palabras del embajador israelí en Francia, que a principios de septiembre, dirigiéndose a los voluntarios, dijo: “Les deseo suerte, al menos para seguir con vida”. Esta frase, de una franqueza inquietante, sugiere que Israel podría incluso recurrir a la fuerza letal si lo considera necesario para bloquear el convoy. En resumen, la Flotilla representa un dilema para Israel: concederle el paso significaría mostrar debilidad y sentar un precedente; detenerla por cualquier medio, sin embargo, entraña el riesgo de desencadenar una enorme reacción diplomática.