Por agencias de prensa
La designación de José Jerí como nuevo presidente del Perú tras la vacancia de Dina Boluarte ha dejado en cuestionamiento no solo la estabilidad política del país, sino también los compromisos institucionales con los derechos humanos y la lucha contra la violencia de género. Su llegada al cargo más alto del Poder Ejecutivo ocurre bajo la sombra de una denuncia por violación sexual, archivada y cuestionada, que, según colectivos feministas, jamás debió pasar inadvertida. En menos de 24 horas, Jerí asumió su flamante posición sin que esta acusación haya sido siquiera mencionada en el debate parlamentario, un silencio que, para muchas, grita impunidad.
“Esto indica que hay una gran tolerancia social (en referencia a los denunciados por violencia sexual) que se refleja también en lo institucional, lo que implica un riesgo terrible para la prevención de este delito”, denuncian activistas que han acompañado de cerca estos procesos judiciales. La indignación crece, no solo por el nombramiento en sí, sino por lo que representa: un reflejo de un país donde ser denunciado por un delito grave como la violación no inhabilita políticamente, ni siquiera de forma temporal. En un país con una alarmante frecuencia de agresiones sexuales, colectivos advierten que esta designación es una señal devastadora para las víctimas que aún dudan si denunciar.
Un mensaje de impunidad y tolerancia a la violencia
Desde el colectivo Flora Tristán, la designación de José Jerí ha sido recibida con profunda preocupación. En entrevista con La República, Liz Meléndez, su directora, calificó este ascenso como un «mensaje de impunidad» que se suma a una larga cadena de decisiones institucionales que desestiman la gravedad de la violencia sexual. Para el colectivo, el hecho de que un hombre con una denuncia por violación llegue a la presidencia, sin que esto haya sido materia de debate, es revelador: “Ni siquiera se consideró su idoneidad ética. No fue tema para nadie en la mesa directiva. Eso es alarmante”, sostiene.
Para Carola Suárez, del colectivo Asamblea Verde, esto es un claro ejemplo de revictimización «para todas aquellas mujeres que han sido violadas y que no han tenido justicia». Según Suárez, muchas víctimas ni siquiera se atreven a denunciar debido al temor de ser ignoradas o expuestas públicamente. «Imagínate, en un caso personal y ahora ver como un representante de nuestro país, una persona con justamente con el mismo perfil que sus agresores, es terrible», expresa, subrayando el impacto simbólico y real que tiene este tipo de decisiones políticas sobre las víctimas de violencia sexual. «Son corruptos, personas inmorales que tapan a otros hombres inmorales», añade.
“Que una persona acusada de violación sexual, y considerando que tal denuncia fue archivada en medio de serios cuestionamientos al proceso de investigación, llegue a ocupar el cargo político más alto del país, es algo que debería preocuparnos profundamente”, indica. “Esto envía un mensaje claro de impunidad, tolerancia y falta de interés en este tema por parte de las autoridades y hacia todas las personas que han sufrido violencia sexual. Un delito tan grave como la violación, comparable a la tortura, no puede ser minimizado ni archivado rápidamente, sobre todo cuando involucra a figuras de poder», afirma, por su parte, Meléndez.
Asimismo, desde Hablemos sin Tabúes señalaron que este nombramiento refleja la indiferencia de la clase política frente a los derechos y la seguridad de las mujeres. Asimismo, recordaron que, aunque la denuncia en su contra fue archivada, esto no implica necesariamente su inocencia, especialmente considerando que el fiscal que la archivó fue destituido por presuntos vínculos con redes de corrupción, como la de Cuellos Blancos.
José Jerí, el flamante presidente con una denuncia archivada de violación sexual: ¿cuál es el estándar ético?
En agosto de este año, la Fiscalía Suprema de Familia ordenó archivar la investigación a Jerí por presunta violación sexual. Esto, bajo la conducción del fiscal supremo titular Tomás Gálvez, quien decidió no iniciar ni proseguir con la investigación preparatoria contra el congresista de Somos Perú. De acuerdo a la denuncia, los hechos habrían ocurrido el 29 de diciembre de 2024. La víctima indicó que, durante una reunión social a la que asistió en una propiedad ubicada al norte de Lima, luego de haberse recostado en un asiento del inmueble tras consumir alcohol, perdió el conocimiento. Añadió que, más tarde, se despertó en una habitación y reconoció junto a ella una prenda de vestir perteneciente al congresista. Al dirigirse al baño, sintió dolor en sus partes íntimas, lo que la llevó a concluir que había sido víctima de abuso sexual.
Ante esto, advierten los colectivos, uno de los puntos más importantes en juego es el estándar ético mínimo para cargos de alta responsabilidad: «Lo que se está diciendo es que cualquiera puede ocupar cargos altos, sin necesidad de mayores credenciales. La época en que alguien debía tener una credencial ética, no solo un recorrido político o profesional, ha pasado. Ya no importa quién seas ni los delitos que hayas cometido. Puedes detentar uno de los mayores cargos de poder y seguir blindándote», indican desde Flora Tristán.
Para Suárez, por su parte, la imposición de esta figura en un cargo de poder representa una afrenta directa: «Este señor no puede quedarse en ese puesto. Es imposible, es un insulto para toda la gente decente en general y es un insulto y una revictimización (…) a todas aquellas mujeres, niñas, jóvenes que han sufrido diferentes abusos sexuales». «Es reforzar la impunidad que ya muchas, muchísimas sufren, ¿no?”, señala.
Considera que este nombramiento no es un hecho aislado, sino parte de una estructura institucional que perpetúa la violencia machista desde el poder. “Este señor está en la misma línea de sencillamente banalizar todas las denuncias de acoso sexual, de violación”, afirma, apuntando también a iniciativas legislativas recientes como la impulsada por el congresista Muñante, que, según Suárez, busca criminalizar a quienes denuncian sin obtener justicia: “Ya el señor Muñante ha puesto su ley para que aquellas mujeres que no logran obtener justicia de un poder judicial corrupto sean denunciadas (…) y las personas que les han ayudado”.
En ese sentido, consideran se deberían aplicar mecanismos de inhabilitación temporal en casos de delitos sexuales, «incluso si aún están en etapa preliminar”, apuntan. Advierten que, más que un nombramiento político, la investidura de Jerí es un recordatorio brutal de cuánto vale o no el testimonio de una víctima en el Perú.
Colectivos feministas rechazan a José Jerí como nuevo presidente de Perú por denuncia por violación sexual: “Es un mensaje de impunidad”
La designación de José Jerí como presidente pese a una denuncia por violación archivada refuerza el mensaje de que, en el Perú, la palabra de las víctimas no pesa y la impunidad sigue siendo norma, afirman activistas.
La designación de José Jerí como nuevo presidente del Perú tras la vacancia de Dina Boluarte ha dejado en cuestionamiento no solo la estabilidad política del país, sino también los compromisos institucionales con los derechos humanos y la lucha contra la violencia de género. Su llegada al cargo más alto del Poder Ejecutivo ocurre bajo la sombra de una denuncia por violación sexual, archivada y cuestionada, que, según colectivos feministas, jamás debió pasar inadvertida. En menos de 24 horas, Jerí asumió su flamante posición sin que esta acusación haya sido siquiera mencionada en el debate parlamentario, un silencio que, para muchas, grita impunidad.
“Esto indica que hay una gran tolerancia social (en referencia a los denunciados por violencia sexual) que se refleja también en lo institucional, lo que implica un riesgo terrible para la prevención de este delito”, denuncian activistas que han acompañado de cerca estos procesos judiciales. La indignación crece, no solo por el nombramiento en sí, sino por lo que representa: un reflejo de un país donde ser denunciado por un delito grave como la violación no inhabilita políticamente, ni siquiera de forma temporal. En un país con una alarmante frecuencia de agresiones sexuales, colectivos advierten que esta designación es una señal devastadora para las víctimas que aún dudan si denunciar.
Un mensaje de impunidad y tolerancia a la violencia
Desde el colectivo Flora Tristán, la designación de José Jerí ha sido recibida con profunda preocupación. En entrevista con La República, Liz Meléndez, su directora, calificó este ascenso como un «mensaje de impunidad» que se suma a una larga cadena de decisiones institucionales que desestiman la gravedad de la violencia sexual. Para el colectivo, el hecho de que un hombre con una denuncia por violación llegue a la presidencia, sin que esto haya sido materia de debate, es revelador: “Ni siquiera se consideró su idoneidad ética. No fue tema para nadie en la mesa directiva. Eso es alarmante”, sostiene.
Para Carola Suárez, del colectivo Asamblea Verde, esto es un claro ejemplo de revictimización «para todas aquellas mujeres que han sido violadas y que no han tenido justicia». Según Suárez, muchas víctimas ni siquiera se atreven a denunciar debido al temor de ser ignoradas o expuestas públicamente. «Imagínate, en un caso personal y ahora ver como un representante de nuestro país, una persona con justamente con el mismo perfil que sus agresores, es terrible», expresa, subrayando el impacto simbólico y real que tiene este tipo de decisiones políticas sobre las víctimas de violencia sexual. «Son corruptos, personas inmorales que tapan a otros hombres inmorales», añade.
“Que una persona acusada de violación sexual, y considerando que tal denuncia fue archivada en medio de serios cuestionamientos al proceso de investigación, llegue a ocupar el cargo político más alto del país, es algo que debería preocuparnos profundamente”, indica. “Esto envía un mensaje claro de impunidad, tolerancia y falta de interés en este tema por parte de las autoridades y hacia todas las personas que han sufrido violencia sexual. Un delito tan grave como la violación, comparable a la tortura, no puede ser minimizado ni archivado rápidamente, sobre todo cuando involucra a figuras de poder», afirma, por su parte, Meléndez.
Asimismo, desde Hablemos sin Tabúes señalaron que este nombramiento refleja la indiferencia de la clase política frente a los derechos y la seguridad de las mujeres. Asimismo, recordaron que, aunque la denuncia en su contra fue archivada, esto no implica necesariamente su inocencia, especialmente considerando que el fiscal que la archivó fue destituido por presuntos vínculos con redes de corrupción, como la de Cuellos Blancos.
Más allá de la omisión de los partidos políticos o la indiferencia del Congreso, donde ni siquiera se consideró la denuncia como una variable ética para el cargo más alto del país, el impacto es profundo: se debilita la credibilidad del Estado, se fractura la esperanza de justicia, y se desincentiva la denuncia. Para muchas mujeres, esto confirma que no solo deben cargar con el trauma de la agresión, sino también con la violencia institucional posterior. La ausencia de mecanismos de inhabilitación preventiva en cargos de alto poder, aun en etapas preliminares, revela una democracia en retroceso, una donde la igualdad y los derechos de las mujeres siguen estando al final de la agenda.
Por otro lado, menos de 12 horas de asumir el cargo estos antiguos tuits del actual presidente interino del Perú, se divulgaron en las redes sociales y de inmediato se hicieron virales.
Lo escandaloso de sus tuits es que en ellos habló sobre «sexo» y «mujeres», además de que hasta hace poco, al presidente Jerí lo estaban investigando por un caso de violación sexual, aunque la Fiscalía peruana lo archivó por falta de evidencias.
Entre los polémicos tuits del presidente interino, resaltan los siguientes:
«Las mujeres son seducidas con amor, cariño y respeto. Para todas las demás existe Mastercard», un tuit que data del año 2011.
«Una mujer guapa que fuma es doblemente guapa», en 2012; posteriormente, en el año 2013, compartió un presunto estudio científico que asegura que «el sexo hace que se produzcan nuevas neuronas».
Luego en 2014, publicó que «la sapiosexualidad, la nueva tendencia en sexo»; entre otros escritos.