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Entrevista a Ana Belén Montes, la mujer que penetró al Pentágono (1) parte

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Tomado de Cayo Hueso

Para el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica, Ana Belén Montes está condenada al ostracismo y estaría en el más absoluto silencio. No se dieron cuenta que “fuerzas superiores” y no exactamente extraterrenales o esotéricas, sino solidarias, asumirían su voz para no dejarla abandonada. De tal forma que su pensamiento se está conociendo desde su celda utilizándonos como “médium” para ello. Ana nunca más estará callada. Siempre alguien en algún lugar del mundo tomará sus ideas para divulgarlas.

Es por eso que, previo acuerdo con la entrevistada y agradecido por su gentileza de ella, ponemos a disposición del lector la primera parte de esta segunda entrevista.

CN: ¿Qué piensas de esta posibilidad de dar a conocer tus ideas y pensamientos al mundo, cuando te quieren silenciar?

ABM: Lo primero es que sepan las personas que existo. Estoy aquí y no en silencio. Es una oportunidad formidable para alguien como yo que está totalmente aislada.

Lo segundo, silenciarme no será posible. Mi acto de compromiso con la Isla es un hecho imposible desconocer. La idea de entrevistarme y de hacer que mi voz se mantenga viva es una muestra de solidaridad que agradezco, ya que es importante se conozca el porqué de mi admiración por Cuba.

CN: ¿Cómo te encuentras física y psicológicamente?

ABM: Trato de mantenerme en forma física. Siempre tuve el hábito de acudir a hacer ejercicios; en este sentido cuidaba mucho de mi dieta diariamente. En eso era obsesiva. Ahora, en otras condiciones me mantengo haciendo los ejercicios. De la dieta no voy a hablar, porque en una prisión no hay mucho que escoger, que no sea lo que te dan. Como mujer acostumbraba a preocuparme por mi presencia. No se puede perder el sentido de resultar atractiva, es un don que la naturaleza nos ha permitido ejercer y nunca quise desaprovecharlo.

Psicológicamente el internamiento tiene un impacto. Lo más importante es el no poder comunicarme con ninguna persona. Es por eso que tengo mis largos monólogos. Tengo a mi favor, aunque no es lo mismo, que estoy acostumbrada a vivir sola. Y hay algo interesante. En la sociedad norteamericana uno está rodeado de gente, pero en ocasiones está muy solo. Por momentos a lo largo de la vida tuve esa vivencia. La sociedad norteamericana está llena de matices y uno de ellos puede ser la soledad “acompañada” que en ocasiones se percibe. Estoy convencida que el gobierno norteamericano quiere embotarme sensorialmente: que deje de escuchar, de sentir, de hablar, de oler, de ver y pensar. No lo van a lograr. Como todo ser humano a lo largo de mi vida he tenido mis momentos de desajustes, pero tengo la inteligencia suficiente para llamarme a capítulo y asumir el autocontrol de mis acciones. Es un reto subsistir. Otros lo han logrado. Yo también lo lograré.

Antes de ser detenida, seguí la situación de los cubanos en la Florida en septiembre de 1998 (se refiere a los cubanos que formaron parte de la llamada red “Avispa”). A ellos también quisieron quebrantarlos y se portaron con firmeza. A mí me toca hacer lo mismo.

CN: ¿Qué puedes decirnos de tus carceleros?

ABM: Hay poco contacto. Unos saben porque estoy aquí, a otros probablemente no les interesa y hacen su trabajo. Este es un lugar donde una mirada de un tipo u otra, una breve frase, determinado gesto, tienen para uno un significado que denote apoyo o rechazo y hay de todo un poco.

CN: Nos interesa retomar el tema de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos.

ABM: En la entrevista anterior definí la política de Estados Unidos hacia la Isla, de hipócrita y cínica. Así la veo y así la percibe el politólogo Daniel Estulin. Hay una diferencia entre el sentido que otras personas y yo adjudicamos a las relaciones entre ambos países y el que algunos políticos del gobierno y el Congreso le dan, empezando por el presidente. De ahí que, parafraseando a Julius Fucick en su “Reportaje al pie de la horca”, les diga: “Cubanos, los he amado, estad alertas”.

Para mí es importante que la Isla esté alerta y muy atenta al desarrollo de los acontecimientos.

Muchos norteamericanos acudirán en “buena onda”, al decir de los mexicanos; otros pueden que, inducidos por la manipulación gubernamental, traten de hacer daño.

Ustedes han demostrado inteligencia, valentía y fortaleza a lo largo de décadas. Sé que no les faltara en esta oportunidad. Estados Unidos abre los brazos para abrazar a la Isla y, conociendo el pensamiento político norteamericano, este es “el abrazo de la muerte”. Ahora lo importante es que ustedes no se dejen envolver por el “cisne negro” que es el gobierno de Estados Unidos y hagan lo que han venido haciendo siempre ante las acciones del gobierno norteamericano: revertir el sentido de lo que este quiere. Así siempre le han ganado. Es increíble que dos países pequeños como la Isla y Viet Nam hayan vencido a Estados Unidos.

Es importante que en la Isla sepan que hay muchos norteamericanos honestos, aunque el sistema crea una forma de pensar que nos hace creer superiores, dueños del mundo. Por eso para que las cosas cambien realmente, tiene que venir un cataclismo político en la vida norteamericana que haga evolucionar el pensamiento, la psicología y la cultura del país, preservando lo mejor que tengamos y modificando lo perjudicial.

No está a la vista ese cambio. Pero llegará. Me siento una contribuyente a ese cambio. Hay otras personas que también lo han hecho. No pretendo darme e

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