En defensa de nuestras aguas: la lucha de los pescadores venezolanos ante la amenaza imperial

       Jorge Luis López.

La reciente presencia de ocho naves de guerra norteamericanas en las costas de Venezuela, específicamente en el mar Caribe, representa una amenaza no solo a nuestra soberanía, sino también a la economía pesquera del país. Este despliegue militar, bajo el pretexto de combatir el narcotráfico, pone en riesgo la vida y el sustento de miles de familias de pescadores que dependen de nuestras aguas territoriales para sobrevivir.

La situación es alarmante. Los pescadores industriales y artesanales, que ya enfrentan una crisis económica, se ven ahora obligados a abandonar sus actividades. La posibilidad de ser atacados por estas embarcaciones militares, como ocurrió recientemente con el bote peñero que fue vilmente agredido y desaparecido —resultando en la muerte de varias personas— crea un clima de terror que paraliza la actividad pesquera en nuestras aguas. Este tipo de agresiones no solo son un ataque a la vida de nuestros compatriotas, sino que también constituyen un golpe directo a la economía local, regional y nacional,  que ya se encuentra en una situación crítica.

La pesca es una actividad fundamental para muchas comunidades en Venezuela. No solo proporciona alimento, sino que también es una fuente vital de ingresos para miles de familias que luchan diariamente por salir adelante. La imposibilidad de acceder a nuestras aguas por el temor a represalias militares significa que muchos se verán forzados a buscar alternativas en un mercado laboral ya colapsado, aumentando así la pobreza y la desesperanza en nuestras comunidades.

Como venezolanos libres y trabajadores, denunciamos esta invasión criminal del imperialismo estadounidense. Rechazamos rotundamente la incursión de estas naves de guerra en nuestra Zona Económica Exclusiva, un acto que no solo es un atentado contra nuestra soberanía, sino también un ataque directo a nuestra dignidad como nación. La patria de Bolívar y Sucre ha sido históricamente un bastión de resistencia frente a la opresión, y este momento no será la excepción.

El pueblo bolivariano se ha caracterizado por su espíritu pacifista y su deseo de convivencia armónica. Sin embargo, no debemos permitir que se confunda nuestra búsqueda de paz con debilidad. En nuestros genes llevamos el legado de nuestros libertadores, quienes lucharon con valentía contra la opresión. Es momento de unirnos, de fortalecer nuestra resistencia ante esta amenaza imperial.

Invocamos el espíritu de unidad entre los pescadores, los trabajadores y todos los sectores de la sociedad venezolana. Juntos debemos alzar nuestras voces en contra de esta agresión y exigir el respeto a nuestros derechos como nación soberana. La economía pesquera no solo es un pilar fundamental para la alimentación y el sustento de nuestras familias, sino también un símbolo de nuestra independencia y dignidad.

La historia nos enseña que la resistencia ante la adversidad es posible cuando hay unidad y determinación. Ante esta amenaza gringa, reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de nuestra patria y con la protección de nuestras fuentes de vida. ¡Unidad, unidad y más unidad!

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