Por Pedro Sassone. Sociólogo y diplomático venezolano.
La Revolución Bolivariana enfrenta el desafío de consolidar un modelo político democrático inclusivo que resista las constantes presiones externas e internas, dirigidas a debilitar sus instituciones y a deslegitimar la voluntad popular expresada a través de mecanismos democráticos. El reconocimiento de estos obstáculos, como las campañas mediáticas hegemónicas, las acciones desestabilizadoras, el intento de máxima presión de forma directa con el despliegue de fuerzas militares en el Caribe, para provocar un cambio de régimen, marca la urgencia de profundizar espacios de democratización política, en todos los niveles con todos los actores, como sujetos políticos conscientes dispuestos a defender la soberanía y la independencia, que construya una sólida plataforma multinivel de unidad nacional, donde el diálogo por la paz sea la gran herramienta articuladora.
Avanzar en la profundización de la participación popular
El proceso de movilización que está presente en la coyuntura actual demanda una mayor cohesión del poder popular frente a la agresión imperial, pasando a una fase superior de la activación soberanía del pueblo para asumir una resistencia activa y prolongada, que representa una fase acelerada de cambio y maduración social, con la convicción de que solo a través de la participación activa, desde lo comunal, y su empoderamiento territorial, será posible edificar un modelo de resistencia en lo político, económico y social que responda efectivamente al clamor popular de justicia, cambio y seguridad, lo que representa someter a todas las estructuras comunales existentes, a un proceso de tensión creativa de desmontajes y reconstrucciones constantes desde la voluntad soberana del pueblo en resistencia.
Resistencia popular en lo político, para generar unidad en el territorio
En estos momentos se plantea la profundización de la democracia directa conectada con un proceso de conciencia popular, reafirmando que la soberanía reside en el pueblo, pero a la vez es intransferible y eso conduce a crear en cada comuna el Consejo Nacional por la Soberanía y la Paz, tal como indicó el Presidente Nicolás Maduro el 16 de septiembre de 2025: «Tomando en cuenta la historia que hemos tenido, y la historia que tenemos, nos dice que con sabiduría, con un plan -que lo tenemos- y con unión efusiva, clara y manifiesta de todos ls sectores, de todos los estados, de todos los municipios, de todas las parroquias, de todas las calles, esta coyuntura la vamos a cabalgar y vamos a salir con un país más fuerte, más pacífico más unido».
Este es un proceso que implica integrar socialmente las bases de pobladores que habitan en los diferentes territorios desde barriadas, urbanizaciones, condominios, donde confluyan las diferentes opiniones y la diversidad de militantes y simpatizantes de partidos políticos y movimientos sociales, grupos religiosos, lo cual permitirá construir un consenso social de la base social poblacional en defensa de la soberanía de la nación.
La unidad desde la base, tiene un gran importancia estratégica, ya que las doctrinas de contrainsurgencia del imperio norteamericano dan un gran énfasis a la “ruptura de la unidad social”, para conducir al desencuentro y el enfrentamiento entre la población, incitando al odio entre vecinos, estigmatizando aquellos militantes revolucionarios chavistas, generando actos de violencia que conlleven en primer lugar a enfrentamientos fratricidas que puedan derivar inclusive hasta en una guerra civil.
En Venezuela se han vivido estos intentos por parte de la oposición venezolana, con las llamadas “guarimbas”, focos de violencia y desestabilización donde incendiaron a personas provocándoles la muerte, vandalizaron la infraestructura en varias ciudades y asesinaron a funcionarios militares y personas civiles. Así como también como sucedió en el año 2024 después de las elecciones presidenciales del 28 de julio, cuyos resultados no fueron favorables al sector opositor dirigido por Maria Corina Machado lo cual los llevo a realizar actos violentos agrediendo y asesinando a militantes de la Revolución Bolivariana, estas son acciones postuladas en la doctrina de contrainsurgencia de los Estados Unidos, para promover la guerra civil y crear una situación de caos, en las comunidades urbanas y rurales que les permita la intervención en diferentes vías desde la diplomática, política o militar.
Resistencia armada comunitaria, un vector estratégico
En Venezuela se ha dado inicio a la preparación militar de la población en los territorios comunales, a través de la jornada “Los cuarteles van al pueblo”, en una estrategia que fortalece la capacidad de defensa de los 5 mil 336 circuitos comunales, y su involucramiento de forma directa en la defensa de la patria.
En la práctica se está desarrollando la perfecta unión popular- militar-policial, dando origen a las milicias comunales orgánicas, tal como destacó este 13 de septiembre de 2025 el Ministro de Defensa Vladímir Padrino López “ninguna guerra se ganan sin el respaldo del pueblo”. Esto marca un hito en la estructura comunal otorgándole un alcance integral, donde cumplen un papel preponderante en un escenario de guerra de resistencia, pasando a formas de lucha armada ante la posibilidad de un enfrentamiento contra un ejército invasor norteamericano, o la neutralización de grupos terroristas infiltrados que atenten contra la soberanía de la patria.
Esta fusión entre el pueblo con las fuerzas militares y de seguridad permite alcanzar el control de los territorios comunitarios, dificulta al enemigo invasor la apropiación y control de los espacios, siendo fundamental para la ofensiva y contra ofensiva armada para la defensa de las ciudades, como es el caso de la protección de la ciudad Capital Caracas, objetivo militar y centro neurálgico del poder político venezolano.
En este marco de fortalecimiento de la formación militar comunal, es importante estudiar las experiencias de guerra de resistencia, con la implementación de las diferentes formas de lucha armada que rompen los paradigmas formales de defensa, como ha sido la implementación de estrategia armada de focos o foquismo, de guerra de guerrilla, con alta movilidad en el territorio, que no son detectados fácilmente por los ataques de ejércitos invasores.
En este sentido toma una gran relevancia en el caso de Caracas, por la topografía accidentada, donde están asentadas las comunidades populares de los barrios, así como las montañas que bordean la capital, estas particularidades geográficas se pueden transformar en una fortaleza. De hecho los manuales de contra insurgencia de los Estados Unidos, plantean la necesidad de aprender como se desarrollan estas formas de lucha armada populares convencionales y no convencionales, que ya han sido puestas en práctica en diferentes experiencias como Vietnam, donde el ejército norteamericano fue derrotado pese a su poderío militar.
Resistencia económica endógena comunal
El desarrollo económico productivo de las comunas, reviste una gran importancia estratégica, para garantizar la autogestión económica y la sobrevivencia, como parte de la guerra resistencia. Este aspecto plantea que la lógica productiva comunitaria, debe estar enfocada a garantizar la sostenibilidad alimentaria de la población, en un escenario de intensificación del bloqueo económico o la presencia de fuerzas invasoras, para ello la planificación basándose en el colectivo cumple un papel relevante.
De allí que la organización debe estar orientada al conocimiento real mediante levantamientos rigurosos de la capacidad productiva de cada comuna, de los emprendedores familiares, las microempresas, las pequeñas y medianas empresas de bienes alimentarios, la producción de productos de limpieza, vestimenta y otros bienes necesarios.
Pero también es necesario el establecimiento de circuitos de intercambio de bienes entre las comunas, en una modalidad de mercado compensado o de trueque, que debe conducir a que cada comuna debe tener una reserva alimentaria, que garantice su autosuficiencia. Este sistema de intercambio solidario para la resistencia, debe estar acompañado con la articulación redes de solidaridad con las familias de mayor vulnerabilidad como es el caso de niños, niñas y adolescentes y adultos mayores.
Es fundamental hacer conciencia que en un escenario de confrontación bélica, el grupo invasor tratará por todos los medios posibles de quebrar la capacidad de resistencia del pueblo, limitando o anulando el acceso a los alimentos, llegando al extremo criminal de llevar a la población a situaciones de hambruna generalizada para doblegarlos y someterlos a su dominio.
Resistencia cultural en la permanente defensa de la identidad nacional
Este es uno de los campos de acción más debatidos, en las doctrinas militares, del imperio norteamericano, donde se utiliza todo el andamiaje de estudio de la antropología y la sociología, para descodificar la capacidad de resistencia de los pueblos, que se expresa en el comportamiento social, político y los valores patrios colectivos que definen su sentido de conexión identitaria con la nación, en la relación del territorio, la población y el Estado, y su sentido de pertenencia histórico con un pasado y presente de lucha.
Esto hace que lo cultural, sea un campo de permanente estudio por los tanques de pensamiento, norteamericanos y sus centros académicos, transformándolo en un espacio de disputa ideológica, para intentar por todos los medios de desmantelar la bases de resistencia cultural en lo simbólico, en lo comunicacional, para generar guerras psicológicas y cognitivas que pueden ser determinantes en la capacidad de lucha de los pueblos.
Desde los centros hegemónicos se trata de inculcar el miedo, la falta de fe en su propia fuerza, la desesperanza, la angustia y el pánico, se intenta destruir la autoestima colectiva, los valores solidarios, asfixiar económicamente a la población con medidas de bloqueo y guerra económica, quitarle importancia a lo nacional, para darle mayor preponderancia a lo extranjero, no creer en el liderazgo nacional y las autoridades, presentarlos como corruptos, que no están dispuestos a defender al pueblo. El objetivo es inculcar un sentimiento nacional de agotamiento y frustración, que pueda llegar al extremo de aceptar una intervención militar, como algo necesario, por aquello que un pueblo temeroso, sin valores, despolitizado, fracturado socialmente, será objeto de dominación y reproductor de los intereses del poder imperial
En la situación de la máxima presión que ejerce los Estados Unidos contra Venezuela se hace necesario fortalecer el campo cultural, como espacio generador de las bases identitarias y patrióticas de la población. Además se debe profundizar en el estudio de las diferentes tácticas y estrategia que utiliza el enemigo para desmantelar la resistencia cultural del pueblo venezolano, que es en sí mismo la base de la defensa militar. Donde los marcos culturales específicos, de las comunas toman un gran valor y pasan a ser el espacio de encuentro de la base social, entendiendo que el territorio comunal en general no es un ente homogéneo, tiene elementos, particularidades, que le dan coherencia y niveles específicos de comportamiento
En este contexto de resistencia cultural es prioritario proyectar al máximo el liderazgo político y ético del Presidente Nicolás Maduro, donde toma un gran relevancia el apoyo popular que goza como jefe de Estado y de Gobierno y su procedencia de clase como parte del pueblo trabajador, transformándose en una columna central de la estrategia de comunicacional para la resistencia; considerando que el enemigo imperial tiene como objetivo principal en la coyuntura actual, destruir la imagen del presidente y con el de todo el Estado, de ahí parte todo el ataque mediático despiadado del cual es objeto, concebido como una estrategia de guerra, para destruir la capacidad de resistencia y lucha del pueblo venezolano, como preludio del intento de un cambio forzado de régimen y la destrucción de la Revolución Bolivariana.
Estamos seguros de que una vez más la resistencia, resiliencia y valentía del pueblo de Bolívar prevalecerá ante la insolencia y la agresión imperial, pero se hace imperativo ser rigurosos en la organización, participación, formación y unidad, para poder enfrentar las amenazas y las posibles aventuras descabelladas producto de la arrogancia de un imperio que se encuentra en franca decadencia, que cada día está perdiendo más poder frente al naciente mundo multipolar.