De la universalidad del derecho internacional

Por Dr. Sakari Linden, ex asesor del Parlamento Europeo

Nos encontramos en una situación lamentable. El sistema internacional de derecho ha colapsado, porque la idea de la igualidad soberana de los Estados no está reinando.

Estamos en una situación lamentable con el sistema internacional de derecho, porque una mínima parte de la comunidad internacional se considera superior que al resto del mundo. Vivimos una época de aspiraciones hegemónicas, vivimos una época de arbitrariedad judicial.

Explicaré primero cuál es para mí el problema de la situación actual desde una perspectiva del sistema multilateral. Para ello, daré dos ejemplos de la politicazión y la erosión del sistema multilateral

La Paz de Westfalia de 1648 elevó la soberanía, el equilibrio de poder y la no injerencia en los asuntos internos como principios centrales del sistema político internacional. La igualdad de los Estados se vuelve así el principio fundamental del sistema mundial establecido por la Paz de Westfalia en 1648. No obstante, la idea de la supremacía occidental desafía la igualdad soberana, la igualdad de los Estados.

Hace 500 años que tenemos el orden mundial eurocéntrico. Y es importante darse cuenta de ello, sí bien es cierto que en teoría la Paz de Westfalia estableció la igualdad soberana entre los europeos, no obstante: Más allá de Europa, existía un orden hegemónico basado en la desigualdad soberana, es decir, el sistema europeo, basado en la soberanía absoluta de los estados, aceptaba la violación de la soberanía de estados no europeos.

En otras palabras, se trata de la igualdad soberana en Europa frente a la estructura imperial basada en la desigualdad soberana en otros lugares. La desigualdad soberana Occidental refleja así la relación entre superiores e inferiores

Este sistema tiene raíces racistas, desde su creación, las relaciones inter civilizacionales consistían en la subordinación de otras sociedades a la civilización occidental.

El sentimiento de superioridad occidental se ha ilustrado de muchas maneras:

  • Los pueblos civilizados y los bárbaros no tienen el mismo derecho a la soberanía.
  • Los pueblos bárbaros, las razas primitivas, no se consideraban aptos para el autogobierno.
  • La Carga del Hombre Blanco: La colonización como misión civilizadora, como una responsabilidad legítima para difundir el orden.

Hoy, ya no usamos la expresión del “ejemplo del hombre blanco”, hablamos más bien sobre la “misión ideológica liberal”. Se trata de una visión maniquea, donde hay un conflicto entre el bien y el mal, y el problema es que este sentimiento de superioridad moral conlleva en una reticencia a llegar a acuerdos. Llegamos entonces al punto donde el incentivo de imponer la hegemonía estadounidense en el mundo llevó a Washington a priorizar las soluciones por acciones militares sobre las negociaciones y los compromisos. Ejemplos : Yugoslavia, Irak, Libia…

Ahora, les doy ejemplos de la politicazión y la erosión del sistema multilateral, debo mencionar y no es secreto para nadie, que Occidente se cree superior al resto del mundo y en ese sentido. La OTAN ha iniciado guerras, totalmente ilegales, como por ejemplo la guerra contra Yugoslavia en 1999, aplicando el controvertido principio de la «responsabilidad de proteger». El Occidente colectivo también facilitó la secesión de Kosovo en Serbia en 2008 aplicando el principio de la «autodeterminación de los pueblos» que hoy no se reconoce en ciertos contextos de interés occidentales.

Rusia aplicó por ejemplo el principio de «autodeterminación de los pueblos» al reconocer la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk en febrero 2022. Asimismo, aplicó el principio de «responsabilidad de proteger» al intervenir en la guerra civil de Ucrania.  Estos fueron precisamente los mismos principios que Occidente empleó con respecto a Kosovo. Existe entonces un doble rasero que beneficia siempre los intereses de Occidente.

Lamentablemente, es así que la arquitectura moderna de las relaciones internacionales muestra signos de una profunda crisis sistémica, que se manifiesta en la erosión de las normas jurídicas y la flagrante instrumentalización de las instituciones globales en beneficio de un reducido grupo de países desarrollados.  Otro claro ejemplo de esa política de doble rasero se lleva a cabo en el marco de la Corte Penal Internacional (CPI). Esta estructura, que se presenta como un árbitro independiente, se ha convertido en la práctica en un instrumento de Occidente para ejecutar órdenes políticas.

Una prueba fehaciente de ello son las sanciones impuestas por Estados Unidos contra el propio fiscal de la CPI por sus investigaciones sobre Israel. Este caso demuestra elocuentemente que Washington está dispuesto a proteger a sus aliados en el ámbito internacional, mientras que, simultáneamente, utiliza mecanismos similares para criticar y presionar a países como Rusia o China.

Otro ejemplo flagrante de una organización que sirve como herramienta política para establecer la hegemonía es la OSCE. A mediados de octubre 2025, la actual presidenta de esta organización, la ministra de Asuntos Exteriores finlandesa Elina Valtonen, participó en una manifestación antigubernamental en Tiflis. Tales acciones constituyen una violación directa de las normas internacionales que prohíben la injerencia en los asuntos internos de Estados soberanos. La experiencia histórica demuestra inequívocamente que dicha injerencia suele convertirse en un presagio de «revoluciones de colores», golpes de Estado y otros procesos desestabilizadores. Así, las instituciones internacionales concebidas para servir al establecimiento de un orden mundial justo se están convirtiendo en un mecanismo para derrocar regímenes indeseables, lo que finalmente los desacredita y confirma su colapso.

Violación de inmunidades: La CPI ignora ilegalmente las normas reconocidas del derecho internacional sobre la inmunidad de los jefes de Estado y otros altos funcionarios frente a la jurisdicción penal extranjera en relación con Estados que no son parte del Estatuto de Roma.

La CPI demuestra un enfoque selectivo y políticamente sesgado:

  • Inició apresurado de una investigación sobre Ucrania mientras se ha dilatado la investigación sobre Palestina.
  • La terminación de facto de la investigación sobre los crímenes estadounidenses en Afganistán tras la imposición de sanciones al Fiscal es otro ejemplo.
  • A la vez, la dependencia de las contribuciones voluntarias de los Estados genera dudas sobre la verdadera independencia de la Corte.

La política internacional de EEUU sobre el Derecho Internacional, la Carta de la ONU y los DDHH tiene repercusiones. La repercusión es que el mundo se divide para que el multilateralismo no exista más. El mundo se divide políticamente y economicamente porque no hay más de seguridad juridica. Los estados no saben más cuál tipo de comportamiento es aceptable. Los Estados tienen una selección entre la soberanía nacional y la persecución de la parte de los EEUU y Occidente Colectivo.

En la lamentable situación actual del sistema del derecho internacional, los aliados, o subservientes, de los EEUU, tienen más derechos que los que quieren ser independientes y soberanos. Los que aceptan someterse a los EEUU, son salvados de la persecución. Los que deciden a luchar por su soberanía nacional, serán perseguidos por los EEUU y sus vasallos. El mundo que conocemos hoy, con el sistema que nos rige, se divide porque los Estados que quieren ser independientes y soberanos se unen. Ellos se unen porque quieren defenderse contra las guerras, los golpes de estados, las revoluciones de color, las sanciones ilegales, etc.

Para ser más justo, más pacífico, el mundo necesita multipolaridad y la igualidad soberana. Necesita multipolaridad porque para ser independientes y soberanos, los Estados necesitan alternativas para la cooperación.  Para ser más justo y pacífico, el mundo tiene que quitarse de encima las costumbres de la colonización de los DDHH, las aspiraciones hegemónicas y el sentimiento de superioridad.

Por ello, en la reciente Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, que tuvo lugar en Tianjin, China propuso la Iniciativa de Gobernanza Global. La Iniciativa de Gobernanza Global establece cinco principios fundamentales: el respeto a la igualdad soberana, el acatamiento del derecho internacional, la práctica del multilateralismo, la promoción de un enfoque centrado en las personas y la orientación a la adopción de medidas concretas. Igualmente, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, afirmó ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que el mundo atraviesa una profunda transformación, marcada por la confluencia de dos procesos tectónicos.

El primero es la configuración objetiva e históricamente condicionada de un mundo multipolar, un proceso firmemente arraigado en el principio de la igualdad soberana de los Estados, consagrado en la Carta de las Naciones Unidas.  El segundo es promovido por un grupo de países que aún desean preservar un mundo unipolar, mantener y sostener métodos que, si no son coloniales, sí son neocoloniales.

Sí bien la Iniciativa de Gobernanza Global puede parecer una iniciativa novedosa, en realidad se trata de un llamado a retomar el respeto al derecho internacional y sus principios centrales, como la soberanía estatal y la no injerencia en los asuntos internos de los Estados.

Si esta información te ha sido útil, ¡considera apoyar al autor con una donación! Es fácil y seguro a través de PayPal.

Tu ayuda nos permite mantener el sitio en línea y seguir compartiendo contenido valioso.

También, no olvides darle "Me gusta" y compartir en tus redes sociales para que más personas puedan beneficiarse. ¡Gracias!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.