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Conflicto Rusia-Ucrania: un año de cambios en el panorama internacional

Por Yoselina Guevara L.

Este 24 de febrero se cumple un año del inicio de la operación especial rusa en Ucrania, un conflicto que inició mucho antes, en el año 2014, pero cuyos efectos ahora se viven en todo el orbe con mayor o menor intensidad pero sobretodo siguen marcando un antes y un después con el nacimiento cada vez más real y concreto de un mundo multipolar.

Acelerado rearme y expansión de la OTAN

Este enfrentamiento ruso-ucraniano  ha causado temor en varias naciones por lo inesperado del estallido. A pesar que el genocidio llevado a cabo por el gobierno de Kiev en el territorio del Donbás desde el año 2014 y con mayor ferocidad a finales del 2021 indicaban la inminencia del desenlace con la intervención de las tropas rusas ante las atrocidades que se venían cometiendo en contra de una población civil histórica y culturalmente rusofona, además de prácticamente desarmada. Sin olvidar la amenaza a la seguridad de la Federación rusa que significaba el ingreso de Ucrania a la OTAN y la desafiante solicitud de la revisión de la renuncia de Kiev a las armas nucleares hecha por el mandatario ucraniano en la Conferencia de seguridad de Múnich el 19 de febrero de 2022.

Ante la  carrera armamentística, Alemania y Japón, pusieron rápidamente sus barbas en remojo. Los dos países derrotados de la Segunda Guerra Mundial, decidieron también rearmarse. Berlín ha afirmado explícitamente que el Conflicto Rusia-Ucrania es un punto de inflexión y se dispone a elevar su gasto anual en defensa de 50.000 a 80.000 millones de euros.

Mientras tanto los Estados Unidos ha comprometido 23.000 millones de dólares en armas y ayuda militar a Ucrania, casi el doble de la cantidad destinada por todo el resto del mundo (12.000 millones de dólares), y siete veces más que la ayuda habitual que envió a su mayor socio militar, el Estado de Israel, en 2020 3.300 millones de dólares.

Pero también observamos como países que tradicionalmente se han mantenido en una línea neutral, Finlandia y Suecia,  solicitaron formalmente su ingreso en la OTAN. Un álgido tema, que si llegan a estar de acuerdo el presidente turco Erdogan y el premier de Hungría Orbán, expandir a la Alianza Atlántica, y poner aún más en riesgo la seguridad de la Federación Rusa, alejando aún más la paz del Este de Europa y amenazando el mundo entero.  

Economía europea en crisis   

Uno de los sectores más afectados ha sido el de la economía porque el conflicto Rusia-Ucrania ha puesto de relieve las vulnerabilidades de las cadenas de suministros. Ahora no se trata de países que sean solo socios comerciales, sino que a la vez estén alineados por una de las partes beligerantes. Las sanciones infligidas a Rusia por ahora no han logrado el efecto deseado, pero tal cual como lo manifestó el Presidente Putin en su discurso del 21 de febrero, le han causado más daño a quienes las han impuesto. No obstante como las consecuencias pueden verse a largo plazo,  la Federación ya está llevando un plan bien estructurado que abarca todos los sectores de la vida nacional a fin de neutralizar los efectos de las medidas coercitivas de Occidente. Es necesario destacar que Europa ha conseguido desvincularse progresivamente de Moscú, pero  volviéndose más dependiente de los Estados Unidos. Además la economía del bloque europeo viene sufriendo una hecatombe que, según los expertos, la puede llevar a la total destrucción de su industria manufacturera.

Nuevo Orden mundial

Es bien conocido que Pekín  y Moscú  han sido adversarios históricos del orden mundial liderado por Washington; una “asociación estratégica” en China y Rusia cada vez más profunda que ha hecho florecer una notable amistad personal entre Putin y Xi Jinping. El conflicto Rusia-Ucrania también ha delineado con precisión los bloques que se han ido conformando. Basta observar las votaciones en la Asamblea general de la ONU con respecto a resoluciones en contra de la Federación rusa para determinar con casi total certeza como se están agrupando las naciones en el Sistema Mundo: Estados Unidos con Ucrania, Europa (con algunas excepciones como Hungría), el Estado Israel y  el Reino Unido; Rusia con China, India, África y gran parte de América Latina o lo que es lo mismo el llamado Sur Global.

Por otra parte se ha desencadenado el fortalecimiento de organizaciones e instituciones internacionales que sean un verdadero contrapeso a la hegemonía norteamericana, como por ejemplo la ASEAN+, los BRICS+, la OCS, la Unión Africana y  la Asociación Económica Integral Regional (RCEP). Es un momento de definiciones y  sigue en aumento el número de países que se oponen explícitamente a la noción de un orden internacional basado en normas y dirigido por Estados Unidos como potencia hegemónica. La posición a nivel internacional de Rusia también se ve reforzada por su sólida tradición diplomática, su red global de relaciones sobre todo hacia el Este, especialmente con India, Vietnam e Indonesia, al tiempo que las consolida  con socios tradicionales como Cuba y Venezuela, sin olvidar el África donde ha estado siempre presente.

Multipolaridad desigual

Es interesante que la multipolaridad que se está delineando tiene rasgos concretos de ser desigual. Las potencias medias e incluso las más pequeñas están afirmando cada vez más su influencia dentro de los foros multilaterales. Una especial atención merece la Cumbre del G20 celebrada en Bali en noviembre de 2022, cuando la presidencia indonesia y otras potencias no alineadas resistieron los intentos del grupo G7, que representa al Occidente, de apropiarse de la agenda intentando impedir la asistencia de los líderes rusos. Aunque el comunicado final condenaba la operación militar rusa en Ucrania, añadía que “había otros puntos de vista y distintas evaluaciones de la situación y las sanciones”, así mismo señalaba la necesidad de “la diplomacia y el diálogo”. Un pequeño gesto pero que marca un precedente ante lo que ha sido una actitud consuetudinaria de las grandes potencias occidentales de manipular, atropellar e imponer. Son muchos los cambios que se están suscitando, y no cabe duda que el mundo después del 24 de febrero de 2022 ya no volverá a ser el mismo.  

Yoselina Guevara López: comunicadora social venezolana, analista política, articulista en diferentes medios internacionales, cuyo trabajo ha sido traducido al inglés, italiano, griego y sueco. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2022 (Venezuela), mención especial Opinión; Premio Nacional de Periodismo Aníbal Nazoa 2021 (Venezuela); I Concurso Memoria Histórica Comandante Feliciano 2022 (El Salvador) Tercer lugar.

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