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Beijing, capital de la diplomacia multipolar. Declive de los remanentes de Bretton Woods (1945) y crisis del sistema petrodólar (1971).

Por Jorge I. González

Desde hace algunas semanas hemos visto como la República Popular China lanzó una impactante y sagaz ofensiva política de proyección geoestratégica, convirtiendo por estos días a su capital Beijing en el epicentro de la diplomacia internacional de cara a la solución y mediación de importantes situaciones de tensión y conflicto en diversas zonas del mundo.  Paralelamente importantes países desde distintos continentes desarrollan iniciar iniciativas tendientes a una menor dependencia del dólar. Aclaramos que no hablamos de tendencias irreversibles, pero es indudable que la coyuntura global apunta a la posibilidad de un cambio de época y de paradigmas en el siglo 21 que transcurre. 

Las iniciativas diplomáticas llevar a cabo por China en los últimos meses fueron maduradas en el más completo secreto y la divulgación de sus resultados en los cables internacionales constituyó una sorpresa informativa sin precedentes en el campo de la diplomacia contemporánea, toda vez que la República Popular China demostró su peso en la actualidad al constituirse en el árbitro y mediador entre países que hasta el momento se encontraban en contradicción irreconciliable. Antagonismos atizados por Occidente y más específicamente, las potencias del Atlántico Norte, interesadas en el divisionismo de los estados nacionales ex colonizados en Asia, África y América Latina.

Primero, el 10 de marzo de 2023 la opinión mundial amaneció con el impactó de la noticia de que en Beijing, capital de China,  se habían realizado encuentros entre la República islámica de Irán de tendencia chiíta y el reino de Arabia Saudita, sunita wahabita, para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos estados enfrentados por la influencia política en Medio Oriente y contradicciones religiosas.   Las relaciones diplomáticas entre ambos estados se rompieron en 2016. Las contradicciones entre ambos poderes regionales del Medio Oriente se hacen sentir desde hace años mediante distintos niveles de intensidad en diversos países árabes.

La noticia del restablecimiento de vínculos diplomáticos entre Irán y Arabia Saudita trajo como consecuencia la declaración del cese de hostilidades de Arabia Saudita contra la independencia del pueblo de Yemen. Así las cosas, el 10 de abril las corporaciones noticiosas internacionales informaban otra gran noticia, esta vez sobre reuniones de la dirección política militar de la rebelión Hutí soberanista de Yemen, apoyada por Irán, con representantes oficiales de los reinos suníes de Arabia Saudita y Omán, agresores de la independencia del Yemen,  para negociaciones de paz. 

Todo lector analítico sabe perfectamente que detrás de este hecho estuvo el auspicio de China Popular en el acercamiento entre Irán y Arabia Saudita. 

El 12 de abril, la agencia China de Noticias informó que los gobiernos Arabia Saudita y Siria reanudaban los vuelos comerciales entre ambas naciones, así como el restablecimiento de las relaciones consulares, como primer paso a la distensión de sus relaciones fracturadas desde 2011, con el estallido de la guerra civil siria, en donde el gobierno sirio encabezado por Bashar Al Assad, respaldado por Irán, Rusia, Irak y la guerrilla del Sur del Líbano, se enfrentó a la violencia mercenaria de los grupos extremistas golpistas y wahabitas financiados por la casa reinante de Arabia Saudita y las monarquías del Golfo Pérsico, específicamente, Omán y Emiratos Árabes Unidos, en correlación con Israel y Estados Unidos.

También el 12 de abril, el ministro de relaciones exteriores de Siria viajó arriba capital de Arabia Saudita, lo cual fue correspondido con la visita del canciller saudí a Damasco, capital de Siria, el 18 de abril.   Finalmente, el 22 de abril la liga árabe admite nuevamente a Siria, poniendo fin a 10 años de bloqueo contra dicho país de Medio Oriente.   

El efecto cadena de las iniciativas diplomáticas estratégicas de la República  Popular China, constituye en mi opinión uno de los acontecimientos políticos más trascendentales de la actualidad y es sin duda alguna una expresión fehaciente de los cambios que estamos viviendo en el mundo, caracterizados por el paso de la unipolaridad regida por las potencias del Atlántico Norte y sus aliados, a la multipolaridad impulsada con vehemencia por Rusia, China Popular, Irán, Venezuela Bolivariana, Cuba, Nicaragua, Brasil con Lula, entre otros. 

Estas iniciativas al mismo tiempo hacen parte de las coordinaciones de alto alcance entre Rusia y China para la mediatización de escenarios de choque en el sur global, propiciados por las potencias del Atlántico Norte en su estrategia afanosa  por asediar a la Federación Rusa y China, esta última que se encuentra en contradicción con Estados Unidos por su injerencia en favor del gobierno rebelde de Taiwan. El gobierno chino con sede en Beijing ha manifestado en reiteradas ocasiones que Taiwán es parte de su indivisible territorio y que se reserva el derecho de hacer valer su soberanía nacional incluso mediante el uso legítimo de la fuerza como estado soberano en sus asuntos internos.

El 21 de marzo, el presidente de China, Xi Jinpig, visitó a Moscú, Donde sostuvo un encuentro con el presidente Vladímir Putin.  El 27 de abril se produjo un intercambio telefónico entre el presidente Xi Jinpig y el de Ucrania, Volodimir Zelenski, para posibles negociaciones entre Rusia y Ucrania.  Este intercambio cuenta con el beneplácito de Moscú, Puesto que las diplomacias occidentales han sido incapaces de promover un alto al fuego dado que la OTAN está interesada en la guerra y la derrota de Rusia, buscando su desgaste como potencia mundia y su fraccionamiento geo político.  

La sanciones impuestas a la Federación Rusa con motivo de la guerra en Ucrania, así como la ampliación de la OTAN a Finlandia y Noruega, junto al colosal respaldo militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, a la resistencia del régimen de Kiev, Completan la estrategia de cerco y asedio contra Rusia su independencia y sus riquezas naturales cumplida la primera etapa con la desintegración de la Unión Soviética.    Sin embargo, la sanciones visiblemente han fracasado Rusia no has ido arrodillada y muy por el contrario, como hemos visto en líneas anteriores, distintos poderes nacionales alrededor del mundo manifiestan en hechos concretos no están dispuestos a que la situación de Ucrania se usada para la desarticulación y aislamiento de Rusia, ni como instrumento para revalidar la pretensión de hegemonía del patrón de control universal estadounidense. 

No podemos olvidar en este punto del análisis el aporte de fallecido presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez y de Fidel Castro, presidente de Cuba, quienes en las primeras décadas del siglo XXI, cuando las potencias del Atlántico Norte se presentaban como hegemonías indiscutibles, desarrollaron esfuerzos ingentes en materia diplomática internacional para impulsar la multipolaridad como contrapeso al pensamiento único imperialista neoliberal, encabezado por Estados Unidos.

Recientemente, en materia económica los gobiernos de Tailandia y de la República  Popular China acordaron desarrollar mecanismos para abandonar el dólar en las transacciones comerciales entra las empresas de ambos estados.   Igualmente, el ejecutivo de India, a consecuencia de la sanciones contra el petróleo ruso, señaló que en adelante dejaría usar el dólar en sus operaciones comerciales con Rusia.  

El 13 de abril de 2023, el presidente de Brasil Ignacio Lula Da Silva, durante su visita a China, propuso el uso de las monedas de ambos países en las relaciones comerciales de ambos países, con el claro fin de reducir la hegemonía del dólar como patrón nacido a partir de los acuerdos de Bretton Woods, la crisis provocada por la Guerra del Yom Kippur y la decisión de Arabia Saudita y Estados Unidos, de basar el dólar norteamericano en crudo saudí. 

El 29 de marzo de este mismo año, el gobierno de Arabia Saudita manifestó su intención de unirse a la Rep Popular China y otros  países, entre ellos, Rusia, India, Pakistán, Turquía, Qatar, en sus intentos por disminuir la hegemonía del petrodólar.   

Meses antes,  en enero de 2023, el presidente Fernández de Argentina y Lula de Brasil, lanzaron la propuesta de SUR, como moneda de uso común entre países de América del Sur, para disminuir la dependencia del dólar.  Aunque el presidente de México ha rechazado esta idea también cabe mencionar que sus posiciones soberanas en materia de relaciones internacionales y economía política, en el cuestionamiento a la racionalidad neoliberal, constituyen un contrapeso importante a la hegemonía de las potencias del Atlántico Norte, sobretodo, Estados Unidos y el discurso agotado del predominio del libre mercado.    La afirmación del papel del estado sobre la concepción de mercado desregulado que impone Occidente a los países menos desarrollados industrialmente y digitalmente, es una de las lecturas que inexorablemente podemos hacer de estos cambios que operan en las relaciones internacionales.  Pues sólo mediante la voluntad política de los gobiernos y estados interesados en la multipolaridad, se puede construir un mundo en donde sean más respetadas la autonomía y soberanía de los pueblos. 

Los acuerdos de Bretón Woods de fines de la Segunda Guerra Mundial tenían por objetivo eliminar el proteccionismo de los estados nacionales y abrir paso a la mundialización de las mercancías de las metrópolis industriales imperiales de occidente, especialmente, de Estados Unidos, primera potencia industrial.  El sistema basado en el petrodólar a partir de 1971 constituyó una adaptación que buscaba los mismos fines: el reforzamiento de la hegemonía especifica norteamericana en el globo.  Los cambios que hoy vivimos en la diplomacia y en materia de economía política con el surgimiento y consolidación de nuevos bloques alternativos,  son hechos que constituyen, sin duda alguna, una abierta contradicción al dominio de Washington. 

Por supuesto, somos del criterio que las relaciones internacionales, tanto económicas y políticas, para que sean efectivamente más solidarias, esto es,

de mayor utilidad para el intercambio altruista y la cooperación entre los pueblos y estados, trascendiendo la visión de excesivo de lucro y explotación que ha caracterizado la hegemonía del Atlántico Norte en los últimos siglos, es indispensable que en los estados existan gobiernos con visión progresista y socializantes, que antepongan los intereses de los pueblos, de las gentes y coloque al mercado en una posición subordinada al interés colectivo y no al mismo (el mercado) como principio supremo de organización social, como pregonan las potencias del Atlántico Norte. 

Todos los cambios operados y en función de la transformación de las relaciones internacionales en el siglo XXI

La multipolaridad y el rescate creciente del papel protagonista del estado contra la globalización capitalista neoliberal con la vanguardia por Estados Unidos, constituyen signos de los cambios de época que están en curso en el siglo 21, a 78 años de terminada la Segunda Guerra Mundial y a 34 años del final de la llamada Guerra Fría. 

No hubo fin de la historia.

Jorge I. González: Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas. Estudios de Maestría en Derecho Internacional. 

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