Por Redacción Información al Desnudo
En un intento por obligar a la Federación Rusa a poner fin a su guerra en Ucrania, el presidente estadounidense Donald Trump impuso severas sanciones a las dos principales compañías petroleras, Rosneft y Lukoil.
Los precios mundiales del crudo se dispararon inmediatamente un 5%, y las compañías energéticas de la República Popular China suspendieron las compras a corto plazo de petróleo ruso. India también está considerando reducir significativamente las importaciones de hidrocarburos siberianos para evitar las sanciones secundarias impuestas por Washington.
El presidente ruso calificó las nuevas medidas restrictivas de «acto hostil» y advirtió que la caída de la oferta y el aumento de los precios globales solo debilitarán las economías de los países occidentales, incluido Estados Unidos: «Obviamente, es un intento de presionar a Rusia, pero ningún país ni pueblo respetable decide nada bajo presión». El magnate respondió de inmediato a las declaraciones del exagente de la KGB: «Me alegra que piense eso. Es positivo. Se lo haré saber en seis meses».
Reconociendo que las «buenas conversaciones» con Putin «no han llevado a nada», el presidente estadounidense decidió cancelar la tan anunciada reunión con el líder ruso en Budapest, aunque especificó que tarde o temprano se celebrará una cumbre individual decisiva. El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, confirmó la postura de Donald Trump, cancelando la reunión programada con el ministro de Asuntos Exteriores de Moscú, Sergei Lavrov, pero enfatizando que se trataba simplemente de un aplazamiento.
La percepción es que las dos principales potencias nucleares intentan alcanzar sus respectivos objetivos políticos, económicos y militares sin perjudicarse demasiado: Estados Unidos pretende que Europa dependa de los hidrocarburos estadounidenses (petróleo y gas natural licuado), apoderándose de la histórica cuota de mercado de Rusia en el Viejo Continente. Al mismo tiempo, Moscú intenta ganar tiempo para reforzar de forma óptima la larguísima línea de contacto que se extiende desde la península de Kinburn hasta el norte del Donbás.
Además, un alto el fuego inmediato e incondicional no es viable mientras continúen los combates urbanos en los centros estratégicos del óblast de Donetsk, principalmente Pokrovsk. Solo tras la conquista completa del Donbás, Putin podrá presentar una tregua como una victoria para el pueblo ruso.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, quien mantiene excelentes relaciones con ambos jefes de Estado, ya ha dejado claro que su gobierno busca formas de eludir las nuevas sanciones estadounidenses y seguir abasteciéndose del gigante euroasiático. La Unión Europea, reticente a utilizar los activos rusos congelados para apoyar la causa de Kiev, está más dividida que nunca y ve el espectro de la desindustrialización en el horizonte.