Por Irán Aguilera
Docente, escritor y articulista venezolano
El doctor José Gregorio Hernández hoy por hoy es el símbolo del consenso donde convergen unidos todos los venezolanos y las venezolanas, sin distingo de color político, o de las más variadas organizaciones sociales, incluso más allá de cualquier credo religioso o convicción individual, ¿Quién de los nacidos en esta Tierra de Gracia, al menos en algún momento, no ha tenido en sus manos una estampita donde él está con su icónico sombrero negro, de traje y corbata, bigote, serio, y cuántos también las llevan en sus carteras o billeteras? ¿¡Cuántos enfermos no han tenido con devoción, de cabecera, la conocida foto!? ¿¡Cuántas peticiones le habrán hecho con mucha fe!? y ¿¡cuántos testimonios darán cuenta de haber recibido la sanación esperada!?
No es aventurado afirmar que a José Gregorio lo hizo santo el propio Pueblo venezolano, y tal vez le puso bastante de su imaginario para colocarlo en el alma nacional, como dan fe los millares de presentes que como gestos de agradecimiento están en lsnotú, o en la iglesia Nuestra Señora de La Candelaria donde se dice que hay más de cinco toneladas de figuritas conocidas popularmente como milagros. Nuestro Pueblo tuvo que esperar más de 70 años para lograr su canonización, no sin lucharla pacientemente, hasta que el proceso se aceleró debido a la generosidad del Papa Francisco en 2021; el 25 de febrero de 2025 el Vaticano dio a conocer la decisión del mismo Papa de la canonización, la cual se llevará a efecto junto a la de la Madre Carmen Rendiles este domingo 19 de octubre, acontecimiento que ha unido a todo el país en fe y orgullo.
El doctor José Gregorio Hernández está sembrado en el corazón de los venezolanos y las venezolanas, es una enorme fuerza espiritual que lo hace ser un símbolo de la venezolanidad, sitial otorgado por haber sido un gran ser humano, médico que ejerció con generosa devoción con preferencia por los pobres, notable científico aun siendo hombre de fe, venezolano ejemplar, gran patriota como lo demostró el 11 de diciembre de 1902 cuando se alistó voluntariamente en la milicia, respondiendo al llamado del presidente Cipriano Castro para enfrentar la agresión de Alemania, Reino Unido e Italia quienes habían impuesto un bloqueo a los puertos venezolanos, esas potencias imperialistas llegaron, incluso, a bombardear Puerto Cabello en diciembre de 1902 y Maracaibo en enero de 1903 asesinando a decenas de venezolanos. Su entrega total con absoluta valentía al servicio de la Patria y la fe lo ha elevado a los altares del cariño nacional y de la identidad cultural.
Quiso la historia que la canonización de José Gregorio coincida con las amenazas de agresión militar estadounidense contra Venezuela, pero también con el momento en que para enfrentar tal agresión se une la inmensa mayoría del Bravo Pueblo para defender la soberanía e independencia, aflorando con fuerza telúrica la venezolanidad, sentimiento de nacionalidad que se formó, según el doctor Uslar Pietri, vinculado al proceso de la Independencia liderado por Bolívar, gloriosa herencia que defenderemos cueste lo que cueste.