Por Fernando E. Rivero O.
Cortesía Portal del ALBA.
Articulista venezolano,Msc. en Filosofía de la Guerra.
1.- La Guerra de Resistencia. En la Doctrina Militar Bolivariana la hipótesis de conflicto en Venezuela supone una agresión militar del imperialismo estadounidense. El Pentágono elabora sus planes militares basados en la superioridad aérea, poderío naval, desarrollo misilístico, sus sistemas de inteligencia electrónica y en campañas político-militares orientadas al control social de la población. Para los bolivarianos demoler el diseño de control social del enemigo implica derrotar la guerra cognitiva y así evitar que el enemigo conquiste “mentes y corazones”. En consecuencia, es clave el trabajo político orientado a lograr la participación real de todo el pueblo en la defensa integral de la Nación. En otras palabras, en todos los ámbitos el pueblo es lo más importante y por ende, en la defensa militar el pueblo en armas es la clave de la victoria en la guerra de resistencia.
2.-Guerra Prolongada y Combates de Decisión Rápida. El diseño operacional estadounidense busca una guerra relámpago que garantice en muy corto plazo sus objetivos políticos y económicos. La victoria en una guerra de resistencia requiere tiempo para desgastar al enemigo desde el punto de vista político-militar y construir la correlación de fuerzas nacional e internacional que derrote la guerra neocolonial estadounidense. Por eso, la estrategia de guerra de los patriotas es prolongada. Sin embargo, en el marco de la guerra prolongada los combates deben ser de decisión rápida ya que la fortaleza técnico-militar del enemigo compromete la victoria en combates prolongados. En fin, la estrategia militar de la resistencia es la guerra prolongada combinada con una táctica de combates de decisión rápida efectuados por pequeños grupos de combatientes.
3.-La estrategia militar del Pentágono. Las campañas militares del imperialismo estadounidense persiguen capturar objetivos de alto valor estratégico en los territorios así como golpear a los mandos fundamentales de la resistencia en cada país atacado. En virtud de sus características militares apela una estrategia de guerra de posiciones. Ante una eventual guerra iniciada por un enemigo que adopta la guerra regular basado en sus fortalezas, una resistencia victoriosa implica asumir como estrategia la guerra irregular. Por consiguiente, derrotar la superioridad técnico- militar amerita una táctica que desarrolle de forma continua y simultánea múltiples operaciones ofensivas de decisión rápida ejecutadas por fuerzas guerrilleras. Una guerra diluida evita presentar un frente estable así como una batalla decisiva donde el imperialismo pueda implementar toda su poderío militar.
4.-Centralización Estratégica y Descentralización Operativa. La guerra de resistencia ante el imperialismo estadounidense demanda unidad de mando, centralización en lo estratégico y un plan general único. En lo táctico descentralizar el mando en múltiples y diversas redes se convierte en un imperativo. Mantener la iniciativa militar en el plano táctico, en el marco de la defensiva estratégica ante el imperialismo, amerita combatir en pequeños grupos desplegados con máxima movilidad constante, alta rapidez, secreto operacional y la explotación de la sorpresa en el nivel táctico-operacional.
5.- Conservar las fuerzas propias y destruir las del enemigo. Preservarse es vital en la guerra. Para preservarse se hace imprescindible mantener la iniciativa político-militar. Por tal razón, la guerra de resistencia demanda una táctica de ofensiva permanente, salvo cuando no esté garantizada la victoria en un combate, que permita destruir de forma sistemática y progresiva las fuerzas del enemigo. Una vez iniciada la guerra la mejor defensa es el ataque.
6.- Conclusión.La guerra de resistencia es la guerra de la pulga. La pulga pica y se moviliza evitando permanentemente el combate decisivo. Su fortaleza radica en su tamaño, su rapidez y su movilidad. La pulga vence porque desgasta a su enemigo. Las fuerzas de la resistencia se preparan para una guerra de desgaste librada por pequeñas agrupaciones de combatientes articuladas que se concentran para atacar y se dispersan permanentemente para evitar la aviación enemiga, sus sistemas de armas guiadas y aviones no tripulados. El uso sistemático de Francotiradores, artefactos explosivos improvisados, lanzacohetes o lanza misiles portátiles y drones de uso civil adaptados para operaciones militares aunado a innovaciones tácticas en la guerra subterránea en el plano urbano, han sido fundamentales para la resistencia antiimperialista en otras partes del mundo. Estas experiencias complementan la savia bolivariana del Método Táctico de Resistencia Revolucionaria.