Venezuela asediada por el imperialismo, unida en la defensa de la patria

Por Yoselina Guevara López

Desde inicios del mes de agosto de 2025 la marina estadounidense ha desplegado parte de su aparato militar en el mar Caribe alegando la realización de una operación antinarcóticos, para la cual han movilizado un total de ocho buques de guerra: los destructores de misiles guiados USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson; el buque de asalto anfibio USS Iwo Jima y los transportes anfibios USS San Antonio y USS Fort Lauderdale, el crucero de misiles guiados USS Lake Erie, el buque de combate litoral USS Minneapolis-Saint Paul. Además del submarino nuclear de ataque rápido USS Newport News, cerca de   4.500 infantes de marina y marineros, e incluida la 22.ª Unidad Expedicionaria de Infantería de Marina.

Como señalan varios analistas, no se trata de las unidades típicamente utilizadas para operaciones antidroga, las cuales se realizan con embarcaciones que pueden adquirir una alta velocidad para la persecución y detención. Por el contrario esta movilización militar pudiera estar orientada a la preparación para una operación de asalto, o invasión a gran escala.

Esta militarización del Caribe por parte de una potencia nuclear como Estados Unidos, viene aderezada con las declaraciones públicas de amenaza frontal a Venezuela y las acusaciones desde Washington de “narcoestado” al gobierno venezolano. Por otra parte se caracteriza por una clara violación de los principios fundamentales de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas que prohíbe el uso de la fuerza contra la integridad territorial y la independencia de un Estado; aunado al irrespeto de la declaratoria de Latinoamérica y el Caribe como zona de paz.

Evidentemente esta puesta en escena que se está desarrollando en las cercanías de las costas venezolanas no corresponde a la lucha contra el narcotráfico, como declara Trump y los miembros de su gabinete, es un guion ya ampliamente conocido y aplicado en otros casos cuando un país en nombre de su soberanía y autodeterminación decide romper con el yugo y la dependencia del imperio norteamericano.

Fuerza militar para atacar civiles

Tres graves incidentes recientes, que no han sido aclarados desde Washington, indican el uso de una fuerza totalmente desproporcionada contra civiles, que aun si se llegara a comprobar que están inmersos en actividades ilícitas no pueden ser amenazados, amedrentados o asesinados en una flagrante violación del derecho internacional.

Los hechos son los siguientes, el 2 de septiembre de 2025 los Estados Unidos interceptaron y destruyeron una embarcación de pequeñas dimensiones asesinando a las 11 personas que se encontraban abordo, esta operación la mostró Donald Trump durante una rueda prensa a través un video donde se observa que hunden el barco.

El 12 de septiembre, 18 marines fuertemente armados y hostiles provenientes del Destructor Jason Dunham abordaron la embarcación “Carmen Rosa” con 9 pescadores, que se encontraba legalmente realizando sus labores de pesca en aguas de la zona económica exclusiva de Venezuela. Los militares norteamericanos mantuvieron secuestrados a los trabajadores del mar durante 8 horas, haciendo un registro y revisión de la embarcación, sin que para ello hayan tenido ninguna autorización, ni coordinación con las autoridades venezolanas, por el contrario abordaron dicho barco engañando a los pescadores.  

El 15 de septiembre el mandatario norteamericano anunció un nuevo ataque a otra embarcación pesquera en el Caribe, con un saldo fatal de 3 personas asesinadas, presumiblemente también trabajadores del mar. Debemos subrayar que no se trata de interceptaciones navales triviales, sino de actos de “guerra no convencional”, con un uso de la fuerza, totalmente desproporcionado, fuera de un conflicto declarado sin que las embarcaciones norteamericanas sufrieran una mínima amenaza a su seguridad.

Estos ataques letales en alta mar plantean serias reflexiones desde el punto de vista del derecho internacional; aunque la presencia de embarcaciones de guerra en alta mar se rigen por el principio de libertad de navegación, una acción militar agresiva sólo está permitida en circunstancias muy limitadas. Los analistas jurídicos sostienen que un “ataque cinético” sólo está justificado en “legítima defensa en caso de una amenaza inminente”.

Las autoridades norteamericanas justifican el abordaje y en dos casos la destrucción de las embarcaciones porque presuntamente transportaban drogas, no obstante por ilícitas que sean las actividades a que se dedicaban, no constituyen en sí mismas una amenaza militar. Por lo tanto, las operaciones estadounidenses de hundimiento de los barcos pesqueros y el asesinato de civiles son ilegales desde el punto de vista jurídico, según el derecho del mar, y constituyen un delito de acuerdo al derecho internacional, el cual busca proteger la vida de las personas independientemente de su nacionalidad o de la embarcación en la que se encuentren.

Máxima presión para lograr un cambio de gobierno

Los Estados Unidos están aplicando a Venezuela una estrategia de “máxima presión”, como lo ha declarado el presidente Nicolás Maduro, pero esta va mucho más allá de la interceptación de narcóticos, y la cual responde a un plan que forma parte de la “guerra hibrida”. En este caso es el uso de la violencia, bajo la amenaza de causar daños graves a los gobiernos y poblaciones para obligarlos a rendirse y ceder la autoridad conferida por mandato constitucional; es decir es la cohesión a través del poder militar para lograr un objetivo por la fuerza.

Durante los últimos cincuenta años esta estrategia ha sido utilizada por los Estados Unidos, uniendo la política exterior a la política militar con el supuesto objetivo de preservar su seguridad nacional. Desde la Casa Blanca, están poniendo en práctica contra Venezuela un comportamiento al cual están acostumbrados, con la visión hegemónica de que pueden ocupar países, apoderarse de recursos, amedrentar, amenazar, exterminar y desarmar poblaciones, usando la fuerza, sin tener en cuenta el derecho internacional, ni la opinión pública.

Preparados para un ataque en Alta mar

El Ministro de la defensa venezolano, General en Jefe Vladímir Padrino López, en Rueda de prensa celebrada el 17 de septiembre de 2025 ha declarado que por orden del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas, Nicolás Maduro Moros, están realizando por espacio de tres días la Maniobra de campaña Caribe soberano 200, en la Isla “La Orchila”. Este es un ejercicio militar que implica los grupos de tareas conjuntos aeroespaciales, las fuerzas especiales, inteligencia y guerra electrónica y el grupo de tareas conjunto marítimo y terrestre.  El General Padrino López añadió: “En esta coyuntura especial, nosotros tenemos que duplicar los esfuerzos, elevar nuestro apresto operacional, para un escenario de conflicto armado en la mar”.

Previo a ello el pueblo venezolano se ha cohesionado en perfecta unión popular- militar-policial, respondiendo de manera masiva y espontánea al llamado que ha hecho el mandatario venezolano al alistamiento para la defensa de la patria, registrándose cerca de 4 millones de venezolanos y venezolanas desde campesinos a jubilados, y formándose en conocimiento y técnicas básicas militares.

Todo ello indica que ante la incertidumbre desde el gobierno venezolano no descartan que sea posible por parte de los Estados Unidos la realización de una aventura bélica, aun siendo Latinoamérica un territorio de paz.  Pero sobre todo demuestra la convicción y el compromiso del pueblo venezolano de estar dispuesto a la defensa de la tierra sagrada venezolana en un gesto de resistencia a la ofensiva imperialista.

Método Trump:amenaza, presión, impredecibilidad

El estilo de hacer política del actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, es totalmente ambiguo e impredecible, de hecho este 18 de septiembre en declaraciones a la prensa a bordo del avión presidencial Air Force One durante su regreso a Washington tras una visita de Estado al Reino Unido, negó haber mantenido conversaciones con miembros de su Gobierno para planear un “cambio de régimen” en Venezuela.

Como en otras situaciones el inquilino de la Casa Blanca ha usado su muy peculiar y banal propensión a reafirmar sin pudor la superioridad de su papel decisorio sobre el de los demás miembros de su administración. Con sus últimas  está dejando prácticamente en ridículo al lobby de Miami encabezado por Marco Rubio, según el cual ya estaba planeada al detalle y lista para ejecutarse una misión militar punitiva contra el gobierno venezolano.

Además cae por tierra toda la narrativa comunicacional que el sector opositor venezolano en los Estados Unidos ha tratado de implantar para crear caos y desestabilización en Venezuela. Un tipo de  “guerra gris” informativa con analistas que propagan mentiras, especialistas de pacotilla sin ninguna incidencia dentro del gobierno norteamericano ni fuentes confiables en el ámbito de las autoridades venezolanas, que constantemente manipulan videos, realizan análisis sin argumentos veraces, que solo buscan afectar sobre todo a la opinión pública internacional, elevar la disociación y la violencia y el odio de un sector de la oposición y nuevamente tratar de aislar al gobierno venezolano.   

Sin embargo, es necesario subrayar que la presencia de aviones y naves destructoras norteamericanas en el mar Caribe, sigue dejando abierta la posibilidad de que ocurran incidentes entre fuerzas armadas, tanto marítimos como aéreos en los cielos caribeños, lo cual elevaría al máximo las tensiones y riesgos del estallido de un conflicto bélico de amplias dimensiones que pudiera llegar a abarcar a todo Latinoamérica.

Esperamos que en un momento de profundas crisis y tensiones globales, prevalezca un mínimo de sensatez ante la búsqueda irracional del poder, y el uso de la fuerza para el dominio político, territorial y la apropiación ilegal de recursos. La historia nos ha enseñado que cuando Estados Unidos utiliza el pretexto del narcotráfico, como una poderosa y versátil herramienta geopolítica, el objetivo casi nunca son las drogas, sino el poder. Pero los tiempos han cambiado, no es tan fácil engañar a toda la humanidad.

Yoselina Guevara López: comunicadora social venezolana, analista política,articulista en diferentes medios internacionales, cuyo trabajo ha sido traducido al inglés, gallego, italiano, griego y sueco. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo  Simón Bolívar 2022 (Venezuela), mención especial Opinión; Premio Nacional de Periodismo Aníbal Nazoa 2021 (Venezuela); I Concurso Memoria Histórica Comandante Feliciano 2022 (El Salvador) Tercer lugar. Autora del libro “Fascismo y nazismo, evolución de la violencia hasta nuestros días”.

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