Alto a la agresión contra Níger: se vence el ultimátum belicista neocolonial
Por Jorge I. González
En Occidente han impactado las imágenes de ciudadanos de Níger y otros países de África con banderas de Rusia. Este escrito permitirá saber cuál es la razón.
Se ha cumplido el término de tiempo del ultimátum dado a la junta militar en el poder de Níger, por parte de los gobiernos cipayos neo coloniales del África occidental, principalmente, el de Nigeria. La junta militar que asumió recientemente el poder en Níger con el apoyo de un sector importante de masas populares, ha señalado que no retrocederán y que defenderán la soberanía del país africano.
En Niamey, la capital del Níger, se han organizado multitudinarias demostraciones de rechazo a la injerencia de los gobiernos africanos títeres de occidente, así como también se han desarrollado diversas acciones de protesta contra la histórica presencia hegemónica de Francia en los pueblos de África occidental. La nueva junta militar haciendo acopio del reclamo popular ha puesto fin a todos los negocios extractivos de Francia en el país, incluyendo el uranio que explotan los franceses.
Esta situación que atraviesa el Níger no es aislada o improvisada. Lo que está sucediendo en Niamey responde a un contexto histórico a nivel de toda la región del Sahel, nombre de una de las regiones más ricas de África en minerales valiosos. Tenemos que recordar que en años recientes se viene abriendo espacio una oleada de derrocamientos de varios gobiernos neoliberales, amanuenses que estaban alineados con las potencias del Atlántico Norte, la OTAN y , principalmente, contra la tradicional potencia neocolonial, en esa región del África. Así las cosas, en los estados africanos geográficamente cercanos a Níger, hablamos de Mali y Burkina Faso, el recuerdo de la dominación colonial francesa y europea en general, trae ingratas imágenes a la memoria, una relación de opresión colonial caracterizada por la esclavitud y el genocidio contra pueblos originarios africanos, sumado a la expoliación masiva de sus recursos naturales.
Las maniobras de los traidores y de los colonialistas europeos contra el proceso revolucionario del Congo en los años 60 del siglo 20 y el asesinato de Patrice Lumumba, son pasajes nefastos que están presentes en la conciencia de los anti imperialistas africanos. Desde 2020 viene sucediéndose una cadena de golpes de estado por militares con un marcado y profundo discurso anti hegemónico, contrario a las élites europeas, lo cual viene acompañado de una importante cuota de agitación social de apoyo, unificados ambos sectores en la defenestración de gobiernos locales burgueses genuflexos a Europa y Estados Unidos. Así surgen los actuales gobiernos de Mali y Burkina Faso.
En Senegal, otro país del África occidental, vemos que el actual gobierno, en previsión de un posible golpe de Estado, ha puesto en arresto al principal dirigente opositor. La insatisfacción se acumula en la base social de los estados africanos y crecen cada vez más los brotes de agitación política, social y militar, contra las instituciones criollas incapaces de resolver los problemas del atraso y también, la oleada patriótica antiimperialista se multiplica en varios punto del continente africano en rechazo a la intromisión extranjera europea en sus asuntos internos.
En el Estado de Suráfrica, tenemos que dirigentes políticos de movimientos anticolonialistas y anti imperialistas, han expresado su rechazo a la injerencia de las potencias occidentales. Ahora frente a las amenazas de invasión contra el Níger los gobiernos de mal y Burkina Faso han declarado a la faz del mundo que cualquier acción militar contra Níger, constituirá una declaración de guerra inmediata contra los mismos. Otros estados como Gambia y Argelia buscan la mediación, pero no descartan a su vez la posibilidad de convertirse en elementos beligerantes desde el punto de vista militar, en caso de consumarse una agresión militar contra la independencia del Níger.
En el marco mundial de estas contradicciones y buscando una salida para fortalecer su posición de fuerza anti hegemónica, dichos gobiernos rebeldes optan por buscar el apoyo económico y militar de Rusia. En consecuencia, hemos podido ver la proliferación de las banderas rusas en las manifestaciones populares recientes.
Vemos como la Federación Rusa paulatinamente ha ido desplazando a Francia en la relación económica, política y militar, con varios estados africanos. La valiosa ayuda prestada por Rusia al gobierno y pueblo de Siria para la lucha frontal contra el integrismo religioso financiado desde los estados de la OTAN, ha sido el parangón de varios sectores de opinión al ounto de considerar a Rusia como más efectivo aliado en la lucha contra la desestabilización del integrismo mercenario de cobertura islamista. La actitud de Estados Unidos y la OTAN en Siria y Libia, incapaces de combatir de manera coherente al ISIS, ha develado el doble rasero hipócrita de las potencias del Atlántico Norte cuando levantan la lucha anti terrorista como escaparate de sus intervenciones armadas contra estados codiciados por sus riquezas que no se arrodillan a sus dictámenes.
Los estallidos sociales africanos y musulmanes en París y otras ciudades de Francia, son una consecuencia de cómo los pueblos de África y Medio Oriente, guardan rencor contra el pasado colonial y tienen muy presente la invasión iniciada por el estado francés para la destrucción del gobierno de Gadafi y la desarticulación de Libia como país moderno, bajo la excusa de la intervención supuestamente humanitaria y la defensa de las democracias tuteladas.
Las contradicciones del neocolonialismo se trasladan y se expresan dialécticamente en los estallidos sociales de migrantes en la metrópoli. Un ataque de los gobiernos títeres contra Nigeria provocará la regionalización de la guerra con la participación de varios gobiernos en un lado y en otro. El relacionamiento de este potencial conflicto, de cara a las contradicciones que suceden a una escala más general en el mundo es y será inevitable. El defenestrado presidente de Níger, Mohamed Bazoum, Morado la intervención militar de Estados Unidos y Francia. En sentido opuesto, los militares y ciudadanos anti imperialistas y patriotas de Niger, han solicitado el apoyo de Rusia y la presencia de Wagner, para contrarrestar una eventual invasión de los estados africanos jefaturados por grupos adeptos a Francia y la OTAN. Lo que se pensaba sería un paseo de fuerza invasora de satélites en Niger, se ha convertido en una pesadilla para los poderes de occidente, que viene a sumarse a la resistencia de Rusia y China Popular, a la supremacía de la OTAN en los frentes de Ucrania y Taiwán, provincia rebelde de China. La postura de las potencias de la OTAN contra los pueblos fundamentando su relación y su creencia de superioridad y condenándonos al atraso permanente mediante la expoliación de las trasnacionales, Son factores que abren brecha en los esquemas tradicionales, lo cual permite a Rusia y China posicionarse en el intercambio con estados que buscan una diversificación económica en África, América Latina y Asia.
Así como Estados Unidos hizo su guerra por petróleo en Irak en dos ocasiones en 1991 y 2003 para lo cual contó con el apoyo de gobiernos entregados a sus intereses. De esa misma manera, Francia, como ya hizo con Libia por petróleo, ahora impulsa una guerra contra Níger y su integridad, para asegurse el control del uranio. Creemos en el derecho internacional público y en la necesidad de la solución pacífica de conflictos, sin embargo, esa misma convicción nos permite saber que los pueblos tienen derecho a luchar por sus intereses legítimos, el derecho de las naciones de velar por su propio destino, forjar su progreso en armonía con los demás estados, con apego a la soberanía e independencia de cada estado nación contemporáneo. Desde Panamá, expresamos nuestro rechazo a toda agresión militar contra Níger, ya sea esta eventual agresión una obra del gobierno títeres o de grandes potencias o ambos.
Jorge I. González: panameño. Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas.