Tanques para Kiev, guerra de trincheras: decisiones del conflicto Rusia-Ucrania
Por Yoselina Guevara
Finalmente el gobierno alemán cedió a las presiones de Estados Unidos y sus aliados y enviará sus tanques Leopard 2 a Ucrania. El Canciller Olaf Scholz, lo anunció en un discurso ante el Bundestag: “Debemos dejar claro que hacemos todo lo necesario y posible para apoyar a Ucrania” agregando paradoxalmente “pero al mismo tiempo queremos evitar que la guerra degenere en un enfrentamiento entre Rusia y los países de la OTAN”. La decisión marca un cambio de rumbo respecto a la cautela de las últimas semanas y está inseparablemente ligada a la iniciativa de Estados Unidos de consignar tanques M1 Abrams a Kiev.
El despliegue de carros de combate, reclamado desde hace tiempo por Zelensky supuestamente para cambiar la suerte de un conflicto que se encuentra ya en su undécimo mes, ha sido objeto de un impasse que ha corrido el riesgo de socavar la cohesión de la Alianza Atlántica. Sin embargo, aún está por ver si su despliegue puede constituir un verdadero punto de inflexión en el resultado del conflicto Rusia-Ucrania.
Decisión más política que militar
Por su parte el Pentágono ha sido decididamente contrario al envío de tanques Abrams por considerar que no serían adecuados para el teatro de operaciones, dado su elevado consumo de combustible y las dificultades logísticas relacionadas para sus despliegues. Esto nos lleva a pensar que la decisión fue más política que militar en el sentido de haber sido un acuerdo entre Washington y Berlín, para no exponer directa y en primera fila a Alemania en contra de Rusia. Es evidente que Estados Unidos está consiguiendo los objetivos geopolíticos en los que ha trabajado desde hace años, uno de los cuales describía George Friedman en 2015: romper la relación entre Alemania y Rusia.
Así mismo el envío de los tanques concluirá con el reinante desacuerdo entre los aliados de la OTAN que amenazaba con crear fracturas en su seno. En buena medida contribuyó la presión de algunos Estados de Europa del Este, en particular Polonia, que llegó a amenazar con enviar su inventario de tanques Leopard a Kiev como parte de su ejército incluso sin el consentimiento de Berlín. Aunque en los contratos de venta de Alemania como fabricante tiene incluido el derecho de veto desde Berlín si un país que los ha comprado quiere cederlos a un tercer Estado.
Diálogo fuera del horizonte
De lo que no cabe duda es que el diálogo entre Rusia y Estados Unidos se ha deteriorado por completo, y nos referimos a Washington como el interlocutor reconocido por Moscú. De acuerdo a diferentes analistas, antes de la navidad de 2022 había una posibilidad que los norteamericanos llegaran a un acuerdo con los rusos. Pero para el Kremlin tanto Crimea como los territorios anexionados bajo referéndum, son un tema netamente de seguridad en el cual no piensan ceder. En este punto el presidente norteamericano Joe Biden también ha tenido un cambio sustancial y ha pasado de aconsejar a los ucranianos que no atacaran los territorios rusos, a afirmar que Crimea tarde o temprano, tendrá que volver a Kiev, por lo cual puede entra en el radio de acción de ataques militares por parte de Ucrania.
Tal cual como están las cosas cualquier predicción es incierta, lo único que podemos decir es que evidentemente será un conflicto largo, comparable con la Primera Guerra Mundial. En esta última en una primera fase se conformó la “Guerra de posiciones o trincheras” al igual que en Ucrania, estableciendo frentes, e inmovilizando a las tropas en amplias líneas de trincheras, que incluyen inclusive territorios poblados; en el caso del conflicto bélico mundial los frentes de guerra se extendieron por cientos de kilómetros, desde el Mar del Norte hasta Suiza. De allí se pasa a una fase de “guerra de desgaste”, al permanecer tanto tiempo en condiciones deplorables dentro de trincheras, los ejércitos se debilitan física y moralmente, las operaciones logísticas se dificultan, las pérdidas humanas bajo la acción de la artillería pueden ser cuantiosas.
Pax vobiscum
Por otra parte los hasta ahora emisarios, Emmanuel Macron y Recep Tayyp Erdogan, parecieran estar renunciando a sus intenciones pacificadoras. París enfrenta una situación bien difícil con los principales sindicatos por primera vez unidos en contra de la reforma de las pensiones propuesta por el gobierno de Macron, que anuncia nuevas manifestaciones en toda Francia para fines del mes de enero. Erdogan debe prepararse para unos comicios electorales complejos en mayo de 2023 en los que se decidirá su permanencia en la silla presidencial en la cual se encuentra desde hace más de dos décadas y a cuyas elecciones llega con el 85% de inflación y un notable descenso de su popularidad.
Esto nos lleva a pensar en China, el gigante asiático puede ser un interlocutor que lleve al camino de la paz, pero en el pasar de los once meses del conflicto no ha mostrado intenciones de entrar en las tratativas; quizás porque geopolíticamente el debilitamiento de Estados Unidos y Rusia puede ser favorable para Pekín. La esperanza de la paz mundial puede pasar a las manos de Xi Jinping, hasta ahora los gobernantes de occidente han demostrado que han perdido el sentido de la sensatez llevando a sus naciones al abismo de las crisis económicas y sociales, dejándose comandar por las barras y estrellas del otro lado del Atlántico.
Yoselina Guevara López: comunicadora social, analista política, articulista en diferentes medios internacionales, cuyo trabajo ha sido traducido al inglés, italiano, griego y sueco. Ganadora Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2022 (Venezuela), mención especial Opinión; Premio Nacional de Periodismo Aníbal Nazoa 2021 (Venezuela); I Concurso Memoria Histórica Comandante Feliciano 2022 (El Salvador) Tercer lugar.