¿Profanará la MUD los restos de Chávez?, repasemos un poco la historia para conocer la mente de la contrarrevolución
Por José Casa
Recientemente, el secretario general de la MUD, conocido como alias “Chuo” Torrealba, anunció al diario El Clarín de Argentina, que una de las medidas que piensa implementar la oposición venezolana una vez que tome el poder en la Asamblea Nacional será sacar los restos del presidente Hugo Chávez del Cuartel de la Montaña, donde se encuentra actualmente, y llevarlo a enterrar “por ahí en alguna sabana”.
Hay quienes han tomado eso como simple retórica o ganas de hablar de más, pero la verdad es que sus declaraciones, que ha reafirmado en varias ocasiones, deben tomarse muy en serio, en verdad piensan hacerlo si se los permitimos, “guerra avisada no mata soldado”, si revisamos la historia veremos que no es primera vez que pasa algo así, y si nos dormimos volverá a pasar.
Históricamente la ultraderecha siempre ha sentido una atracción patológica por la muerte y la manipulación de cadáveres, un ejemplo son todas las atrocidades que se vieron en los campos de concentración nazis una vez fueron liberados, las cabezas reducidas y distintos objetos hechos con restos humanos nos muestran esa necrofilia del gobierno nazi al que los escuálidos venezolanos pretenden imitar.
Pero sin ir tan lejos, tenemos un caso en nuestro mismo continente, que no debe caer en el olvido, el caso del secuestro y vejación del cadáver de Eva Perón, mujer ilustre de la hermana República Argentina, cuyos restos debieron esperar más de 20 años para descansar en paz, veamos este extracto tomado de Wikipedia respecto a ese tema:
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El secuestro del cadáver de Evita
Durante la dictadura militar llamada Revolución Libertadora (1955-1958) que derrocó al presidente Juan Perón, un comando al mando del teniente coronel Carlos de Moori Koenig secuestró el cuerpo de Evita, el 22 de noviembre de 1955 por la noche, que se encontraba en la CGT. Esa misma noche por órdenes directas de Pedro Eugenio Aramburu un comando de marinos entró por la fuerza en el edificio de la CGT, derribo el busto de Evita que se encontraba en el primer piso y con armas forzaron la puerta de la capilla del segundo piso, allí quemaron las banderas argentinas dispuestas sobre el cadáver y orinaron sobre él. Durante tres días el cuerpo fue colocado en un camión que se trasladaba por diferentes puntos de la ciudad, a fin de no levantar sospechas. El teniente coronel Carlos de Moori Koenig secuestró el cuerpo de Evita, el relato del ex mayor Jorge Dansey Gazcón difiere ya que asegura que fue él quien lo trasladó. La orden la había dado el dictador al mando del país en ese momento, General Pedro Eugenio Aramburu. Desde ese momento se estableció un itinerario macabro y perverso. Moori Koenig puso el cadáver dentro de una camioneta y lo mantuvo en su interior durante varios meses, estacionándola en distintas calles de Buenos Aires, en depósitos militares, o incluso en la casa de un militar. Una noche incluso, los militares llegaron a matar a una mujer embarazada confundiéndola con un comando peronista que pretendía recuperar el cadáver. Moori Koenig instaló el féretro de pie con el cadáver en su oficina. Una de las personas que vio en esas circunstancias el cadáver de Evita fue la cineasta María Luisa Bemberg.
El dictador Pedro Eugenio Aramburu destituyó a Moori Koenig y le encomendó al coronel Héctor Cabanillas, sepultarlo clandestinamente. La llamada Operación Traslado fue diseñada por el entonces teniente coronel y luego dictador también Alejandro Agustín Lanusse, con la ayuda del sacerdote Francisco «Paco» Rotger, a cargo de quien recayó la responsabilidad de obtener la complicidad de la Iglesia a través del superior general de la orden de los paulinos, el padre Giovanni Penco, y el propio Papa Pío XII.
El 23 de abril de 1957 el cadáver fue trasladado en secreto en el barco Conte Biancamano a Génova (Italia) en un ataúd que se explicaba pertenecía a una mujer llamada María Maggi de Magistris y fue enterrado bajo ese nombre en la tumba 41 del campo 86 del Cementerio Mayor de Milán.
Las versiones se multiplicaron y el mito se agrandó. Hay versiones que sostienen que los militares mandaron realizar tres copias de cera de la momia, y que las enviaron a otro cementerio italiano, uno en Bélgica y otro en Alemania Occidental.
En 1970 la organización guerrillera Montoneros secuestró a Aramburu, exigiendo entre otras cosas la aparición del cuerpo de Evita. Cabanillas entonces se movilizó para traerlo, pero no llegó a tiempo y Aramburu fue asesinado.
En septiembre de 1971, el General Lanusse, dictador por entonces del país, le ordenó al coronel Cabanillas, organizar el «Operativo Retorno». El cuerpo de Evita fue entonces desenterrado de la tumba clandestina en Milán y devuelto a Perón en Puerta de Hierro (Madrid). En tal acción participó el brigadier (R) Jorge Rojas Silveyra, embajador argentino en España. Al cadáver le faltaba un dedo que le fue cortado intencionalmente y presentaba un leve aplastamiento de la nariz, pero estaba en buenas condiciones generales.
El 17 de noviembre de 1974 la presidente María Estela Martínez de Perón trajo el cuerpo de Eva al país, y lo ubicó en la quinta presidencial de Olivos (ese mismo día apareció el cadáver del ex presidente Aramburu que los Montoneros retenían desde hacía un mes antes). El gobierno comenzó a proyectar el Altar de la Patria, un gran mausoleo que albergaría los restos de Juan Perón, Eva Duarte de Perón, y todos los próceres de la Argentina, como símbolo de unión del país.
En 1976 la dictadura militar que tomó el poder el 24 de marzo le entregó el cuerpo a la familia Duarte, que dispuso que fuera enterrada en la bóveda que su familia posee en el Cementerio de la Recoleta de Buenos Aires, donde se encuentra desde entonces.
Eva Perón. (2015, 2 de diciembre). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 02:05, diciembre 8, 2015 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Eva_Per%C3%B3n&oldid=87479412.
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La historia que acaba de leer no es tomada de un libro de ciencia ficción, es real, y es una advertencia al chavismo de lo que podría pasar con los restos del Presidente Comandante Chávez, si nos dormimos en los laureles.
¡Pueblo Alerta!